Parte del crecimiento y desarrollo de Antioquia se debe al GEA, Grupo Empresarial Antioqueño, que nació como un “enroque” de las principales empresas paisas que se compraban una a otra acciones, para impedir que Jaime Michelsen, dueño del Grupo Grancolombiano, entrara al departamento y se llevara sus industrias.

Eso fue en los años 80 y ahora, casi 50 años después, se acaba el GEA, Grupo Empresarial Antioqueño, producto de la “agresión” empresarial de los Gilinski. La historia completa la cuenta Gustavo Álvarez Gardeazábal, @ElJodario, en su escrito para www.rutanoticias.co:

“REQUIEM POR EL GEA

El más grande ejemplo que le han dado a Colombia de lo que puede ser capaz la unidad y el entusiasmo regionales, el GEA, Grupo Empresarial Antioqueño, se ha ido disolviendo vertiginosamente en asambleas extraordinarios de socios o en comunicados de junta directivas de las empresas que en algún momento lo constituyeron.

Creado inicialmente como el Sindicato Antioqueño, gracias a la mano prodigiosa de José Gutiérrez Gómez, esta asociación abstracta, fruto más de la astucia y la fe paisas, en pocos años terminó convertida en el GEA y con una fórmula, creo que japonesa, usaron (y quizás hasta abusaron) del enroque entre accionistas de las empresas para consolidarlo y volverlo influyente.

Aunque la historia podrá contar que el GEA se disolvió como consecuencia de la jugada bursátil del Grupo Gilinski, que se quedó finalmente con Nutresa e hizo estallar en mil pedazos al antiguo sindicato, seguramente más de un historiador de Eafit tendrá que detenerse, sin señalamientos personales a la ética antioqueña, en la avaricia y la ambición que llevó a la equivocación por parte de sus controlantes de amarrar dividendos.

Y tampoco olvidarse del efecto bumerang del gobierno Petro contra las EPS que dejó maltrecha la estrella de Sura.

Ahora se han forjado dos frentes diferentes para constituir la sucesión de ese empeño sin igual. A la cabeza del uno estará el roble primigenio del grupo Argos, a quien todavía alumbra la sapiencia nonanegaria de don Adolfo Arango. Por el otro los cerebros sumatorios de Bancolombia, que como castillo medioeval ha resistido la tentación de los infieles y los avatares de la envidia.

Habrá que estar muy atentos a la evolución que estos dos nuevos colosos tomen y a las variaciones que ello generará en la aristócrata sociedad de encumbrados antioqueños y, obviamente en la economía colombiana.

Son nuevos tiempos y deberán surgir nuevas fórmulas. ¡Buen viento y buena mar!

Gustavo Álvarez Gardeazábal. El Porce, octubre 31 del 2024″.

Escuche el audio de @ElJodario sobre el GEA, Grupo Empresarial Antioqueño: