Alberto Carrasquilla confirmó esta tarde su renuncia al ministerio de Hacienda con una carta donde señala que “me retiro porque mi presencia en el gobierno no permitiría los consensos necesarios para impulsar la reforma”.

Y es cierto, Carrasquilla es una mala persona para muchos.

Reconocido como uno de los mejores economistas del país, título que le dan todos los empresarios a quienes siempre les da la mano cuando es ministro, Alberto Carrasquilla demostró que las segundas partes suelen ser peores que las primeras y deja un país sumido en un incendio de protestas contra su política económica.

En su primera ocasión como ministro de Hacienda, por ejemplo, le quitó la mesada 14 a los pensionados de Colombia, argumentando la necesidad de controlar el gasto en el país, pero quince días después decretó desde su ministerio una prima especial para todos los funcionarios del gobierno central, que quedaron así con 16 salarios al año.

En esta ocasión, el primer paso para su salida lo dio en un hecho anecdótico, pero que muestra su “soberbia económica” al decir que una docena de huevos vale, en Colombia, mil ochocientos pesos ($ 1.800).

Luego vendría la reforma económica que propuso donde se estipulaban incrementos útiles, cono gravar los dividendos, y otros que lesionaban a la clase media y baja (IVA a productos de la canasta familiar o a los servicios públicos).

Ante los cuatro días que lleva Colombia sumida en el caso de las protestas, Carrasquilla sentenció que no “había conocido ese iva a los servicios públicos”.

¿Alberto Carrasquilla volverá a ser el alquimista del agua?

Ahora, como desempleado, se teme que vuelva por sus andanzas, como lo hizo en el pasado al crear y promover entre los alcaldes del país los “bonos del agua” un endeudamiento que tenía como meta llevar agua potable a los municipios de Colombia, pero que en realidad era una “pirámide” donde los alcaldes quedaban endeudados, por los altos intereses, sin que se vieran las obras.

En el Valle de Aburrá, para poner un ejemplo, hay tres municipios que le compraron la idea de financiarse con los “bonos de agua” o los “bonos Carrasquilla” y hoy han pagado tres veces la deuda y siguen debiendo más del capital prestado.

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Por eso, como dirán muchos, ojalá le salga el cargo en la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina, anteriormente conocida como la Corporación Andina de Fomento) porque a Alberto Carrasquilla es mejor tenerlo ocupado y no dejarlo que empiece a generar ideas de cómo ganar plata.