Los candidatos presidenciales en Colombia son 11 por movimientos ciudadanos respaldados por firmas y otros 6 por partidos políticos, hasta hoy.
Pero falta otro, que tenga más fuerza, dice la “Crónica de Gardeazábal”, al señalar que aún no es tan todos los que son, ni son todos los que están entre los candidatos presidenciales en Colombia:
“EL CANDIDATO # 12
Se tuvo conocimiento por la Registraduría que solo 11 ciudadanos recogieron las firmas suficientes para inscribirse como candidatos presidenciales y participar en la enredada, desigual y de pronto hasta ilegal primaria o irse de una a enfrentar la primera vuelta de las elecciones a finales de mayo.
Si por la revisión numérica de las cifras entregadas fuera realidad el apoyo político, ninguno de los 11 que alcanzaron las firmas tiene posibilidades de preveer el resultado de esas tales primarias y mucho menos de intuir cómo le iría si se avienta de una vez a la elección en pleno.
Es como un juego de muñecas en donde la primera sentada al comedor es de mentiritas pues si bien dizque se han formado bloques para seleccionar unas corrientes ideológicas inventadas (porque no existe fundamento filosófico en ninguna de ellas), no hay más obligación que la de palabra de político para cumplirla ni ninguna sanción para no aceptar el resultado.
¿Qué pasará con los candidatos presidenciales en Colombia?
Al finalizar entonces esa jornada del 13 de marzo, muy probablemente vamos a estar en las mismas en que estamos ahora con el número de firmas que respaldaron la inscripción. Todos los 11 siguen siendo los enanitos incapaces de crecer.
Vuelve como tal a jugar la opción del nombre que todos tienen en la puntica de la lengua o, de pronto, el de un algún anciano venerable que garantice, estando por encima del bien y del mal, que puede enfrentar a Petro y hasta de no aburrirse de ser presidente en este extrañísimo pero vibrante país.
Es decir, la opción es encontrar de aquí al 14 de marzo al candidato # 12 y, además, conseguir que los otros 11 y los que compiten por partidos fantasmales o fetales, se pongan de acuerdo, depongan sus aspiraciones e ilusiones y decidan hacer un frente común para proyectar como verdadera unidad nacional antipetrista a ese hasta ahora inexistente candidato.
Por supuesto, soy el primero en admitir que esa posibilidad es muy, pero muy remota.
Los egos de quienes quieren, pero no pueden gobernar a Colombia se chocan entre si y aunque Petro se haya alejado del apoyo que le darían Ospina en Cali, Quintero en Medellín y Claudia en Bogotá, sigue siendo en solitario, sin alfiles, apenas con un Bolívar boquisuelto a su lado, quien está viendo desde su torre de marfil caudillista el desenvolvimiento de esta gazapera.
El Porce diciembre 22 del 2021