Los candidatos presidenciales en Colombia siguen apareciendo, de izquierda muchos y de derecha muchísimos, dice la “Crónica de Gardeazábal”.

Y esos candidatos presidenciales en Colombia están en “explosión” porque “Ya cualquiera sin experiencia puede ocupar el solio de Bolívar”, dice Gardeazábal en www.rutanoticias.co:

“DE TODO COMO EN BOTICA

Como dirían las abuelas, en la campaña presidencial que se va cuajando a solo 10 meses del día de elecciones, “hay de todo como en botica” pues es tal la variedad de candidatos y los que están a punto de surgir que, por primera vez en nuestra historia, serán tantos que nadie teóricamente podría quejarse.

El pasado fin de semana, en la otrora plaza de toros de Cañaveralito en Cali, y con la venia de Petro, Roy y Alexander López, se proclamó la candidatura del senador liberal caucano Luis Fernando Velasco.

Podría creerse aparentemente que se trata de una candidatura disidente dentro del partido liberal que dirige el expresidente César Gaviria pues no se hizo bajo el paraguas de las rígidas y anacrónicas normas del antiguamente poderoso partido de los Lleras y los López.

Pero como se hizo en un coso taurino donde según el senador Velasco se reunieron un puñado de personas para firmar un pacto y proclamarlo y fue en presencia de otros 3 candidatos presidenciales, el panorama toma ribetes desconocidos.

El hecho está producido y las puertas de los toriles han quedado abiertas de par en par para que por ellas pueda salir el que se crea capaz de conseguir el número de firmas que nuestras blandengues normas constitucionales exigen para inscribirse.

¿Por qué hay tantos candidatos presidenciales en Colombia?

Mucho más cuando ya es verdad revelada que al elegir a Iván Duque, quien no tenía más reconocimiento público que el aval del expresidente Uribe, nos dimos cuenta que cualquier colombiano sin experiencia, sin haber sido ni ministro, ni gobernador, ni alcalde, ni administrador de nada, puede ocupar el solio de Bolívar.

No olvidemos también que ya no existen los partidos políticos que soportaban la democracia. Que los congresistas, diputados y concejales, y alcaldes y gobernadores son elegidos más como representantes de agrupaciones de contratistas y no de miembros actuantes de un partido político.

Todo ello precipita las ganas y las posibilidades de quien quiera ser electo presidente de la nación.

Como en las boticas, hay de todo y quizás para todos los gustos. Lo que no sé es si haya tanta plata para meterle a una campaña electoral o al menos para pagar garajes de troles o impulsadores en las redes que publiciten que se les conozca.

Quizás haya sido la pandemia o el paro o la inutilidad gubernamental la que ha despertado este brote bañado en agua de puchos de un democratísimo mal presentado como democracia viva.

Lo que sea, pero es muy, pero muy distinto, a como lo hacíamos antes.

Gustavo Álvarez Gardeazábal