Violando toda la normatividad y sin que nadie identifique quién es el poderoso personaje que maneja en la Alcaldía de Envigado las autorizaciones urbanísticas, esta semana se produjo un nuevo daño al entorno de la casa de Débora Arango.

Débora Arango es, hasta hoy, la artista más reconocida de Envigado y su legado de defensa de los derechos de la mujer y de respeto a los ciudadanos ha marcado la historia de Colombia, y la de su municipio, relevancia que, al parecer, no importa para el actual mandatario y sus funcionarios.

Por eso no causó extrañeza que, contra todas las normas vigentes, la dirección de Planeación no interpusiera ninguna acción para frenar que contiguo a la Casa de Débora Arango se ubicara un supermercado, que convertirá a la residencia de la artista en una plaza minorista, como la de Medellín, donde convergen vendedores ambulantes, drogadictos, delincuentes de todos los calibres y el consiguiente deterioro económico y social del entorno.

Y curiosamente la Alcaldía de Envigado cierra sus ojos y confirma su complicidad porque un simple ingreso a la página del Ministerio de Cultura, y a su plataforma Sipa, que regula los entornos colindantes a un Bien de Interés Cultural de la Nación, BICN, demuestra que la ubicación de un comercio en la Casa de Devora Arango no está autorizado, además que la solicitud se hizo en el mes de julio y que aún sigue en estudio en el Ministerio.

Curiosamente, en el año 2024 el mismo poderoso personaje había construido allí once mini locales comerciales, también sin permiso del Ministerio, pero sí con aval de la Alcaldía de Envigado, sin que hasta hoy haya sido requerido por el municipio, en un silencio cómplice que ya es sospechoso.