La historia de los tres venezolanos que salieron a cazar palomas en Cali, para calmar el hambre, solo es reflejo del desespero de los desarraigados por el gobierno de Nicolás Maduro.
“No somos capaces de entender el drama de los refugiados que salen a cazar palomas en Cali”, agrega la “Crónica de Gardeazábal”:
CALDO DE PALOMA
Si quien dice gobernar a Colombia desde un magazín de televisión a las 6 de la tarde no hubiese afirmado en una de sus ya conocidas equivocaciones públicas que en nuestro país no se podrían vacunar contra el covid a los venezolanos que huyendo de su país se han instalado a lo largo y ancho del territorio nacional, muy probablemente el dramático episodio de la policía de Cali deteniendo a tres venezolanos que cazaban palomas en la plazoleta de San Francisco, en frente del edificio de la Gobernación del Valle, para hacerse un caldo, habría tenido hondas repercusiones y nos hubiese puesto a buscarle soluciones al hambre y el desespero de esos millones de venecos refugiados en Colombia.
Pero como indudablemente el muy bien alimentado director del magazín de televisión de las 6 de la tarde no acepta, ni parece entender, que su política contra el gobierno de Maduro en Venezuela ha sido un sartal de equivocaciones e injusticias, alentando a estigmatizar los venezolanos refugiados, ni los policías habrían amplificado su gesta heroica con los hambrientos de Cali ni en el país se estuviera abriendo campo la señalización cruel de esa pobre gente.
¿Cuál es el fenómeno social creado por los venezolanos en Colombia?
Si los tres detenidos por la Policía de Cali frente a la gobernación por cazar palomas no le significan a mis compatriotas que esos hombres están aguantando hambre y que no son los bandidos y ladronzuelos que quieren mostrar muchas autoridades y oligarcas, sino un fenómeno social que requiere interpretación, es mejor que vayamos apagando la luz y nos vamos antes de que la mayúscula obesidad de que hace gala el director del magazín de televisión de las 6 de la tarde, lo lleve a ir en contravía y se vuelva más injusto y perverso y ya no chupen solo los venecos hambrientos sino que también seamos todos los que tengamos que presenciar las atrocidades que siembra la falta de conciencia humana.
De nada le sirve ni al obeso señor en referencia rezarle a la virgen de los dominicos ni a los colombianos persignarse ante lo espantoso si no somos capaces de entender el drama que en medio de la pandemia están viviendo los refugiados venezolanos.
“El que la hace la paga” es una frase vengadora que repite el muy robusto gobernante que nos tocó en turno.
La vida es larga y da muchas vueltas y el injusto e inhumano tarde que temprano termina comiendo de su propio cocinado.
Gustavo Álvarez Gardeazábal.
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