Un estudio de docentes investigadores de Uniminuto, realizado en la propia zona, mostró que el control fronterizo en Urabá sigue en manos de actores ilegales que extorsionan, y secuestran hasta que paguen las “cuotas” a los migrantes que buscan llegar a centro américa y luego a los Estados Unidos.

Y el control fronterizo en Urabá de los ilegales sigue a pesar de los controles implementados por Panamá en su frontera y las medidas extremas de Estados Unidos que ha reducido a niveles históricos el paso de migrantes de África y de la propia América Latina hacia Norteamérica.

Durante el trabajo de campo realizado en Carepa, Apartadó y Necoclí, los docentes investigadores de UNIMINUTO pudieron evidenciar, junto con los reportes de organizaciones de la zona, que aún hay estructuras armadas ilegales que ejercen acciones de control migratorio y marítimo.

“Han prohibido que la población migrante se ubique en lugares públicos como Turbo y Necoclí, además del control sobre la ruta marítima”, señaló César Alejandro Cardona, docente investigador de UNIMINUTO.

El fenómeno migratorio está vinculado con fenómenos como microtráfico, narcotráfico, trata de personas; es decir la coexistencia con otros grupos al margen de la ley.

“Lo que más nos mencionan los entrevistados es el control que tienen grupos ilegales sobre el control fronterizo, de quién puedo pasar y quién no. En ocasiones les exigen pagar cuotas y si no lo hacen les realizan una retención hasta que puedan pagarlas. También se presentan situaciones de violencia a la mujer y a los niños” indicó Leyton Arenas, docente investigador de UNIMINUTO.

Por ahora, no se han brindado estrategias específicas por parte de las autoridades que ayudar a mitigar estas problemáticas. 

¿Qué perfil tiene el migrante a Estados Unidos?

Según los investigadores de Uniminuto, se logró además identificar dos grandes perfiles de los migrantes:

“Uno con vocación de permanencia que llegaron hace 2, 4 o más años; algunos de ellos presentan situaciones de persecución política o han solicitado asilo, refugio y han construido una vida en este país”, añadió Cardona.

Y el otro perfil es la población en tránsito, algunos venezolanos, ecuatorianos, peruanos, entre otros.

En la actualidad, con el cambio de políticas de Trump, el flujo migratorio se invirtió.

“Ahora es un flujo norte-sur, la población que viaja es menor y no quieren quedarse en Urabá, sino que su interés es seguir otras rutas como Brasil, Chile, Perú y Ecuador, y aquellas con un menor interés de llegar a Venezuela”, concluyó el docente Cardona.

Además, la encuesta en la propia zona de paso permitió identificar que Medellín adquiere las características de un lugar de paso, no es un lugar de interés para la permanencia.

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