Las mujeres no tienen protección en el país y el crimen de Érika Aponte resalta nuevamente que, aunque denuncien y pidan ayuda, sus muertes están anunciadas.

Un video, masivo en redes sociales, muestra el crimen de Érika Aponte, en un restaurante en el Centro Comercial Unicentro, en Bogotá, y el suicidio posterior de su pareja sentimental, Cristian Camilo Rincón. La pareja deja un niño, de ocho años de edad, como sobreviviente de una crisis familiar.

Este domingo, Cristian buscó a la joven en su trabajo, y al ella intentar escapar, le disparó en dos ocasiones, causándole la muerte inmediata.

Posteriormente, el hombre se disparó en la cabeza y murió cuando era llevado a un centro médico

La pareja llevaba, según la alcaldesa Claudia López, 11 años de convivencia, pero las agresiones contra la mujer la llevaron a pedir ayuda y a tratar de alejarse de su compañero.

“Érika era una mujer muy jóven. Anoche fue víctima de feminicidio por parte de su expareja, Cristian Camilo Rincón, con quien llevaba conviviendo 11 años y con quien tenía un hijo de 8. Érika padeció y soportó durante muchos años maltrato y violencia intrafamiliar. Después de mucho maltrato, de un enorme pánico, Érika decidió acercarse a la casa de justicia de Usme, localidad de Usme», dijo en rueda de prensa la alcaldesa.

Al presentar la denuncia, la mujer también relató hechos de violencia física y psicológica contra su hijo, quien está al cuidado de los abuelos paternos.

Tras el crimen, las autoridades activaron un proceso de protección al niño, quien quedaría bajo cuidado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

¿Qué pasó en el crimen de Maryori Muñoz?

El crimen de Érika Aponte recuerda el asesinato de Maryori Muñoz Sánchez, en un local en el Centro Comercial Mayorca, en Sabaneta, Antioquia.

También Maryori Muñoz había denunciado el hostigamiento de su pareja sentimental, Luis Carlos Aguirre Echeverri, e incluso se había cambiado de residencia, pero eso no impidió que fuera atacada con una sustancia química el pasado 15 de marzo, la que le causaría la muerte.

Muñoz tampoco recibió respaldo de la Unidad Nacional de protección, lo que facilitó, al igual que en el caso en Bogotá, su asesinato.

La familia anunció que demandará al Estado por no brindarle garantías para su vida.  De ese crimen pasional, en el cual también murió el asesino, quedan dos niños huérfanos.