Daniel Novoa Azin, presidente electo de Ecuador, tiene como principales preocupaciones mejorar la seguridad y la economía del país. Su triunfo en las elecciones presidenciales se debe en gran medida a que supo conectar con la mayoría de los electores, especialmente con los jóvenes, a través de un discurso diferente que trascendió la disputa entre correísmo y anticorreísmo.
Novoa, quien fue legislador en la Asamblea Nacional, se presentó como una nueva y joven opción dentro de la política ecuatoriana. Esto ocurrió en medio de una crisis multidimensional en la que la figura del jefe de Estado, encarnada en Guillermo Lasso, arrastra bajos niveles de aceptación.
El presidente electo reconoció que su proyecto político es nuevo, joven y era «improbable». Estas palabras las pronunció la noche del domingo 15 de octubre, luego de conocer los resultados que lo ubicaron como ganador, con el 52,04% de los votos válidos, según cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE).
El movimiento oficialista Acción Democrática Nacional (ADN) fue el que llevó al triunfo a Daniel Novoa Azin, quien sucederá en la presidencia de la República a Guillermo Lasso.