15 millones de pesos vale un cable para solucionar la movilidad de una comunidad, pero Frank Ramírez, funcionario público, lleva 90 días sin saber cómo comprarlo.

“Crónica de Gardeazábal “ para www.rutanoticias.co:

“LA BARCA CAUTIVA DE FRANK RAMÍREZ

Frank Ramírez es el nombre del actor, ya fallecido, que inmortalizó a mi novela representando estupendamente al Cóndor, León María Lozano, en la película de Pacho Norden, que 37 años después de ser estrenada ahora está remasterizada en 4 K en la parrilla de Prime Tv de Amazon.

Frank Ramírez se llama también el Secretario de Infraestructura del Valle y va ser inmortalizado porque la gobernadora Clara Luz Roldán lo va a sacar a perrero de su gabinete, ya que no tiene la más mínima sensibilidad social y pisotea el orden elemental pero rendidor de su gobierno de ama de casa, que tiene todo inventariado y todo manejado con curia para que no se le olvide.

Este otro Frank Ramírez, que ni sus subalternos conocen y los vallecaucanos menos, ha sido incapaz en 90 días de comprar un cable de 15 millones de pesos para reemplazar el que se rompió en la barca cautiva de Caramanta, una de las reliquias del trasporte decimonónico que quedan en el Valle para atravesar el rio Cauca donde no hicieron puentes.

Por supuesto, por esa barca cautiva, que pegada de un cable por medio de una polea se moviliza de orilla a orilla movida por la corriente del rio, es una barca que le sirve solo a los pobres.

En cada viaje no puede llevar sino de a 15 motos, en las que se trasportan centenares de trabajadores del campo de las fincas de uno y otro lado de Trujillo, Bolívar, Roldanillo y Bugalagrande.

¿Qué le pasó a la barca cautiva de Caramanta?

Pues hace 3 meses se quedó varada y como la gobernadora no monta en moto y con 15 millones no vale la pena someterse al régimen de contratación porque salen más caras las pólizas y el papeleo, Frank Ramírez, el inmisericorde, no el actor que encarnó al hombre que siempre dijo en la película que era “un hombre de principios”, no ha tenido en su cabeza la imaginación ni la caja menor de su despacho para comprar el cable e instalarlo.

Pero como el gobierno de la señora Roldán es el gobierno de las pequeñas cosas y de la sensibilidad hogareña, ese descuido imperdonable le obligará a buscar en el inventario departamental uno de los perreros que usaban sus abuelos antioqueños para públicamente sacarlo a fuete por inhumano ya que no debe estar representando como Secretario de Infraestructura a quien prefiere el sentido social a las otras tentaciones del poder.

Gustavo Álvarez Gardeazábal