Diana Toro regresó a su familia quince meses después de ser secuestrada. Su liberación permitió conocer detalles del plagio y liberación, reseñados en un escrito enviado por ciudadanos del Chocó al expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez y que éste reprodujo en sus redes sociales.
Fue el 27 de septiembre del año 2018 en una zona rural de Amagá, cuando la banda de “los hechiceros” la secuestró y la “vendió” al ELN, por 48 millones de pesos.
La banda posteriormente sería capturada y sus integrantes, Yimi Antonio Mosquera Cuesta, alias el negro, Julián Vanegas Ochoa, alias pájaro, Didier Alberto Gutiérrez Rodríguez, alias careniña, y José Daniel Jaramillo Taborda, serían condenados a 31 años de cárcel, acusados de secuestro extorsivo agravado, secuestro simple, concierto para delinquir agravado con fines de secuestro y hurto calificado y agravado.
Mientras tanto, Diana Toro sería llevada al Chocó y su familia recibiría llamadas extorsivas del Ejército de Liberación Nacional que exigían 3 mil millones de pesos por devolverla con vida.
“Qué dolor para esa familia. A esa familia la arruinaron, la empeñaron de por vida y esa señora estuvo 15 meses secuestrada en la selva. Entonces yo me pregunto, ¿cuál es el gesto humanitario del ELN? y la gente en la región me dice estas palabras, ¿ahora que el ELN tomó ese dinero y quedó sin secuestrados, a quien irán a tomar?”, dijo el expresidente Uribe en la radio colombiana.
¿Por qué el ELN es la dolorosa realidad del Chocó ?
Este es el mensaje de los chocoanos que reprodujo el exmandatario:
«Después de 15 meses de estar secuestrada en lo profundo de la selva chocoana, víctima de la codicia insaciable del ELN, fue liberada Diana María Toro, madre de tres niños menores, esposa, hija e integrante de respetables familias del suroeste, caracterizadas por su amor al trabajo, a la patria, y por su contribución cotidiana a la construcción del país.
Con los elenos nada es gratis. Y este caso no fue la excepción. De nuevo llenaron sus tulas malditas. Extorsionaron a la familia de Diana obligándola a cometer toda suerte de calaveradas económicas y a endeudarse hasta niveles insospechados. No les alcanzará la vida para pagar el monto del crédito obtenido.
Preocupa lo que sigue. La jaula está vacía y de puertas abiertas. ¿Quién la llenará? Porque no hay que ilusionarse creyendo que el episodio de Diana fue el último. Si no se actúa con contundencia habrá nuevos ataques. Entretanto, no faltarán los delincuentes que movidos por un porcentaje del rescate aprehendan a la víctima y la entreguen a sus verdugos. Como tampoco las organizaciones de toda índole que actúen como intermediarios para la liberación.
El ELN chocoano, más que una guerrilla con ideario político, es una bacrim autárquica, autónoma e independiente cuya actividad está determinada por sus exclusivos intereses económicos vinculados al secuestro, la extorsión, los cultivos ilícitos y la minería ilegal. Son los amos y señores de los ríos y la espesura selvática por donde discurren. En su terreno son inexpugnables. Sólo atienden los llamados de la organización nacional, cuyos jefes andan por la Habana, cuando se requiere para que mantengan la aparente organización política apta para negociar un acuerdo con el gobierno. Nada más. De resto no les interesa otra cosa que mantener su lucrativo negocio.
Este desolador panorama obliga a concluir que Chocó es un departamento ajeno a la institucionalidad, perdido en la criminalidad y en manos de bandidos ahora más fortalecidos, a quienes, triste es reconocerlo, no controlan el ejército y la policía. Una dolorosa realidad.”