El Contralor Carlos Felipe Córdoba calló al histérico alcalde de Medellín, castigó a los responsables de la emergencia de Hidroituango, encumbró a Iván Duque y salvó la central eléctrica.

¿Cómo lo hizo el Contralor Carlos Felipe Córdoba?, análisis en la “Crónica de Gardeazábal”, para www.rutanoticias.co:

“TERCO, HÁBIL Y PEREIRANO

Solo quienes puedan entender cuáles son las características que conforman el temperamento de los nacidos y criados en Pereira podrán aceptar su capacidad para combinar la terquedad con la habilidad, la imaginación con la tolerancia y el ordeñar como si estuvieran cogiendo café.

Solo entonces, mirando así, se podrá comprender la extraña, pero exitosa jugada a cuatro bandas que realizó el Contralor General de República, el muy joven Pipe Córdoba, con el verraco lio de Hidroituango.

Cuando todos estábamos ya convencidos que los errores constructivos de esa presa hidroeléctrica llevaban a la horca de la historia a quienes se inventaron, manejaron y casi arruinan la obra, el pereirano del Contralor se ingenia un complicado juego de ajedrez leguleyo.

Con astucia de arriero, al mismo tiempo, hizo la lista de las equivocaciones, señaló a los responsables, los castigó fiscalmente y cuando todos esperaban el derrumbe, al estilo de las tejedoras del barrio Cuba de Pereira, sacó otra clase de hilos del nuevo tejido legal, y resultó exigiendo a los aseguradores que reconocieran el carácter de desastre para lo ocurrido.

Finalmente, con la colcha de retazos que había dejado encima de la mesa el alcalde de Medellín, salvó Hidroituango, rescató el orgullo paisa y sacó de taquito al alcalde posudo por camorrero, pero sin tener que decirle que su plan de traer nuevos contratistas era más grave que sus denuncias sobre el tejemaneje del GEA en la obra.

¿Qué hizo el Contralor Carlos Felipe Córdoba?

Para ello el terco, hábil y exitosísimo pereirano de Pipe Córdoba logró que el presidente Duque se volviera actor de primera fila, que se sentara a conversar con Felipe, el rey de los españoles en Barranquilla y que las otras aseguradoras pagaran por la inercia obligada que generaron los españoles de Mapfre.

Obviamente para conseguir esta honrosa e imaginativa salida, el Contralor Córdoba les hizo morder el polvo a los arrogantes pero avaros dirigentes antioqueños, y en menos de un mes consiguió quien le pagara la multa a Fajardo y pasó de ser el verdugo de la represa magna a convertirse en su salvador incuestionable aunque la prensa bogotana, y la paisa, y la oficina de comunicaciones de la Casa de Nariño, le endilguen todo este resultado increíble al presidente Duque y lo desconozcan por ser un pereirano admirable

Gustavo Álvarez Gardeazábal