El narcoconcierto o la burroteca aérea le decían al intento de hacer, desde un helicóptero, un concierto de cuatro estrellas de la música.

Iban a volar cantando y sonriendo sobre los barrios de Medellín, en muchas de cuyas viviendas se aguanta hambre.

Por eso, la gente censuró el intento de la Alcaldía de Daniel Quintero de hacer un show publicitario con la necesidad de la gente.

Por eso, el narcoconcierto o la burroteca aérea, que recuerda a los señores de la mafia en sus cabalgatas, sobre equinos cargados con bafles, se acabó.

Así le decían en redes sociales.

“Un concierto de cuatro artistas populares en un helicóptero sobrevolando Medellín: el sueño cumplido de Gonzalo Rodríguez Gacha, Pablo Escobar o cualquiera de los capos que malamente nos marcaron con su violencia y extravagancia. Y en tiempos de pandemia. Nerón no lo habría hecho mejor”.

Pero, oficialmente, y argumentando una supuesta amenaza a la tranquilidad pública, los organizadores dieron por cancelada la iniciativa.

También se habló de una negativa de la Aeronáutica Civil a autorizar el sobrevuelo en la zona urbana de Medellín. Todo eso, llevó a su cancelación.

Y con su cancelación, se aplazó el contrato multimillonario que tienen empresas de eventos.

Y también se aplazan las ganas de las asesoras municipales.

Por el momento, ganó la ciudadanía, que pide en redes sociales, y en cualquier parte que la quieran escuchar, que los recursos públicos se inviertan bien y en la gente que los necesita.

Pero habrá que estar atentos, porque en esta época de pandemia y de contratos millonarios, lo más peligroso no es el virus.