EPM cambia ingenieros por abogados y al alejarse de su ámbito natural, sacrifica a Hidroituango y con ella “toda esperanza de que el proyecto algún día sea rentable”, dice Gardeazábal.
Después de leer juiciosamente las 315 páginas del documento de conciliación, Gardeazábal señala que la “jugada” de Daniel Quintero es “muy peligrosa para la estabilidad socio económica de Medellín, en un momento crítico como el que nos tiene viviendo la pandemia”.
En “Crónicas del Enchuspado”, EPM cambia ingenieros por abogados, de Gardeazábal para www.rutanoticias.co:
“La demanda presentada por EPM contra los constructores, asesores, interventores y aseguradores del proyecto Hidroituango tiene revolcada la comarca antioqueña
Y generado intermitente señales de peligro sobre esa obra que con tanto orgullo han calificado como la más grande de nuestra historia.
Pero ha servido para que por fin se supiera la verdad histórica del tropiezo sufrido, se valoren responsabilidades y se terminen las especulaciones.
De la lectura de las 315 páginas del petitorio de conciliación a la Procuraduría que obliga la ley a una demanda de este tipo, se sacan unas conclusiones obvias y se proyectan otras que donde hubiesen sido sometidas a una matriz de riesgo
como la que la Junta Directiva aspiraba, no se hubiese presentado.
La primera conclusión es que en Hidroituango se han cambiado los ingenieros por los abogados
Y que el finiquito de esta obra queda en manos de un interminable pleito judicial que teóricamente busca la conciliación, pero sacrifica toda esperanza de que el proyecto algún día sea rentable.
¿Daniel Quintero hace peligrar la estabilidad socio económica de Medellín?
La segunda conclusión es que si quienes están en este momento trabajando en la reconstrucción de los daños piensan sensatamente y a la luz de pérdidas y ganancias, se corre el riesgo inminente que la obra se paralice y EPM tenga que salir en 5 o 10 años a contratar de nuevo su terminación.
La tercera es que como lo había advertido Luis Pérez en sus libros sobre Hidroituango, existían errores y omisiones en las etapas de diseños, construcción e interventoría y esta demanda lo ratifica.
La cuarta es que esas actuaciones estaban cubiertas por los seguros emitidos por suramericana, CHUBB y Mapfre y como tal vuelve blandengue el alegato de las aseguradoras de no pagar los errores de gerencia.
Y menos el de pegarse para no hacerlo porque las condiciones geológicas y geotécnicas eran más complejas que en los diseños iniciales y no se tuvieron en cuenta a la hora de construir el famoso GAD.
La quinta y más importante es que la demanda al detallar ítem por ítem la verdadera historia de Hidroituango pone en jaque a toda una estructura económica, política y empresarial que se ha enorgullecido de no reconocer jamás las equivocaciones.
Por último, se hace sospechoso que el alcalde de Medellín, deseoso de tener una junta en EPM de sus afectos, hubiese jugado a obligarlos a presentar la renuncia levantando una polvareda que puede volverse un puntillazo para Hidroituango y muy peligrosa para la estabilidad socio económica de Medellín, en un momento crítico como el que nos tiene viviendo la pandemia.
Ojalá entonces la sensatez y la conciliación surjan como solución antes del inevitable enfrentamiento a que llevaría enarbolar las banderas populistas o las del orgullo paisa ofendido.