Erwin Tumiri ha visto morir a 91 personas a su lado en los últimos cinco años, mientras que él escapa de la muerte.
Los primeros que vio morir fueron 71 futbolistas, técnicos, dirigentes y tripulantes de un avión de LaMía que venía desde Bolivia hasta Medellín.
Eran integrantes del equipo Chapecoense que disputaría la final de la Copa Sudamericana contra Nacional, en Medellín.
Ese día, 28 de noviembre del año 2016, murieron 71 pasajeros del avión y sobrevivieron solo seis personas, entre ellos él.
Según una investigación divulgada en abril del 2018, el piloto y socio de LaMía, Miguel Quiroga Murayama, no aceptó recargar combustible en Leticia o Bogotá (donde debían ya una “tanqueada” del avión) y prefirió valor con el tanque a “extremo”, lastimosamente el combustible se acabó y el avión cayó en una montaña del municipio de La Unión, Antioquia, a solo 5 minutos del aeropuerto José María Córdova.
Este martes, Erwin Tumiri vio morir a otras 20 personas cuando un bus donde viajaba perdió los frenos y cayó a un abismo en Cochabamba, Bolivia.
Esta vez, por segunda ocasión, Erwin Tumiri tampoco le contestó a la muerte.
Como en el caso del avión, le tocó arrastrarse entre metales retorcidos y cuerpos de personas muertas hasta salir a una carretera cercana donde lo auxiliaron
“Es una nueva oportunidad para ver la vida, para estar más con mi mamá. Ahorita yo la verdad digo está todos los medios que vinieron, que mi mamá es la prioridad, digamos, porque no hay más, no hay más que quien la cuide a mi mamá. Entonces, yo pienso que Dios me da una oportunidad más para yo acompañarla todavía a mi mamá”, dijo el mecánico del avión que se cayó y pasajero del bus que se fue a un abismo.
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