Después de que el quinterismo se robara el presupuesto de Medellín, Federico Gutiérrez prometió el cambio y de primera demostró que los políticos tienen un discurso para hacerse elegir y amigos para gobernar.

Es, en la versión de Federico Gutiérrez de 2024, más de lo mismo.

El nombramiento de Carlos Alberto Zuluaga Díaz, en la dirección de corregimientos, y de John Jaime Moncada, en el manejo del pasivo laboral de Empresas Varias de Medellín, fue recibido por los ciudadanos como una afrenta a la propuesta de cambio, que ya ni siquiera es de primera, sino de tercera.

Zuluaga Díaz es un lagarto político que ha transitado con sus rodilleras por diversos cargos en el Estado y que se quemó en su aspiración de volver al Concejo de Medellín porque la ciudadanía no quería, con su voto, elegir a alguien que hubiera secundado la forma de gobierno de Daniel Quintero Calle, y de todos sus secuaces.

Nunca, en los casi dos años que fue concejal, Carlos Alberto Zuluaga Díaz dijo algo contra la corrupción que se denunciaba en la administración municipal.

Tampoco lo hizo John Jaime Moncada desde el Concejo de Medellín, y menos en su campaña, en la cual también recibió el rechazo de los electores.

Solo van 72 horas de gobierno y Federico Gutiérrez ya está mostrando que podría volver un gobierno marcado por los escándalos, como el que dirigió entre 2016 a 2020.

Solo, según se ve, habrá un cambio, el de algunos nombres en su planta de funcionarios.

¿Será Federico Gutiérrez el salvador de Medellín?

Lastimosamente, no podrá echarle la culpa a nadie y menos señalar que hay un fantasma en su despacho, como hizo ayer el alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, quien hasta pidió exorcismo pasa sacar al diablo de su oficina.

Antes, por el contrario, Federico Gutiérrez lo deja entrar y en los tres primeros días de 2024 lo nombra y le da tiene escritorio y presupuesto para “manejar”.

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