Fredy Guarín y la muerte de su hermanita de 11 años parece ser el detonante mental de un jugador brillante que nunca superó esa tragedia.

A ese hombre “le pesa el alma hace más de 20 años, cuando siendo un niño, su hermanita Luisa María fue atropellada …luego de que Freddy fuera a la cocina y se olvidara por unos segundos de ella”, dice un amigo.

Mientras se volvía viral un video que lo mostraba ensangrentado, con sus ojos desorbitados y en el extremo dela agresividad, las redes sociales se llenaban de palabras fuertes sobre un hombre que habría perdido la humildad y se habría dejado llevar del poder y el dinero.

Solo dos personas lo defendieron, Juan Fernando Quintero, su compañero de Selección Colombia, que pedía no “lanzarle Piedras”.

Y un amigo que escribía la historia de un muchacho que a sus 14 años perdió a una hermana de 11.

Fue el 1 de enero de 1997, cuando una tractomula mató a Luisa, de solo once años, mientras Fredy buscaba algo en la cocina de la casa.

Fueron varios días y semanas de dolor, hasta que la familia tuvo que abandonar Tunja para olvidar la esquina sangrienta que les recordaba la tragedia todos los días.

Pero a la vez es la historia de un hombre que, tras su separación, también perdió la posibilidad de ver, y vivir, con sus dos hijos.

¿Cómo cuentan la historia de Fredy Guarín y la muerte de su hermanita de 11 años?

La historia está así en www.rutanoticias.co:

“Freddy Guarín se hizo como la mayoría de los deportistas en Colombia, a pulso y soledad, de la nada. Esa procedencia humilde trae consigo limitaciones y experiencias fuertes. A ese mismo hombre al que le exigen profesionalismo y honorabilidad le pesa el alma hace más de 20 años, cuando siendo un niño, su hermanita Luisa María fue atropellada por un auto, luego de que Freddy fuera a la cocina y se olvidara por unos segundos de ella.

Desde ahí la recuerda y se siente responsable de que su hermanita no lo acompañe. Creció otro poco y los habitantes del barrio Las Américas lo recuerdan como el niño que vendía empanadas porque tras el incidente, tuvo un afán enorme de hacerse grande.

Y lo logró, jugó en equipos míticos del balón píe mundial como el Inter de Milán y el Boca, facturó grandes sumas de dinero en el fútbol chino para volver a Latinoamérica a hacer parte del vasco da Gama.

El gerente del equipo identifica las dificultades que experimenta Freddy, lo volátil de sus emociones, el dolor del jugador al no poder ver a sus hijos producto del amor en su primer matrimonio.

Freddy vuelve a Colombia, a esta Colombia que de salud mental sabe poco y que no se interesa por nadie, le gritan «gordo» cuando se vistió del azul millonario, «cagón» cuando no corría.

Tras una pelea doméstica en Envigado, los colombianos salimos a exigirle al Freddy que nadie apoyó, que se hizo solo, que no tenga duelos, que, si los tiene que los sepa manejar, que encima continué siendo referente para los hijos ajenos aun cuando él no puede ni ver los propios.

Freddy Guarín es un ser humano, tan humano que peca y cae, y llora, y recibe los latigazos de sus malas decisiones, y se refugia en el alcohol y pelea con sus hermanos, y bravea cuando se enoja. Así como usted tras un mal negocio o un desamor.

No le pidamos tanto al Freddy de la televisión, no le pidamos más a ese otro, que lo que realmente nosotros como individuos damos.

El Freddy que vuelve a su barrio en Ibagué, que comparte con niños y patrocina sueños, el de las empanadas del canasto, el de los goles de larga distancia en el arenal de Picaleña no necesita índices que lo señales, porque como dijo el nazareno a propósito de esta semana mayor «el que esté libre de pecado que tire la primera piedra».

Puede leer: https://rutanoticias.co/index.php/2021/04/01/fredy-guarin-seria-trasladado-a-la-carcel-si-la-familia-denuncia/