Gardeazábal vuelve con su crónica del enchuspado, esta vez relatando cómo las soluciones que se proponen para solucionar la crisis del coronavirus pueden ser más peligrosas que el virus mismo.
Y Gardeazábal alerta sobre la crisis que se viene para los hogares, con gastos que muy pocos podrán sufragar.
¿Qué dice Gardeazábal en sus crónicas del enchuspado? :
“Anoche vi el video en El Espectador donde Claudia López anunció sin dramatismos que en lo que resta del 2020 no se podrá restablecer el trasporte de pasajeros en TransMilenio como estaban acostumbrados los bogotanos.
El tener que obligar a guardar las distancias entre las personas llevará a que en cada vagón del trasporte masivo de la capital del país no vayan sino el 25 % de los que habitualmente lo hacían.
Para ella la solución está en usar la bicicleta, o el carro compartido y aunque no lo dijo, la moto. En otras palabras, se le cambió del totazo la vida a todos los que iban a trabajar usando como medio de trasporte el masivo.
Y, aunque ella no hizo las cuentas, o se aumentarán desproporcionadamente la venta de bicicletas y de motos y se congestionarán las calles como nadie se imagina y se disminuirá la productividad de la capital de la República, con todas las consecuencias económicas y sociales que desataría una realidad tan dura como la propuesta por la alcaldesa.
Por supuesto si eso mismo va a pensar el alcalde Quintero sobre el Metro de Medellín o el señor Dau sobre el Transcaribe de Cartagena o Jorge Iván Ospina sobre el MIO lo que se viene es a más de un trauma en las finanzas de los hogares, un cambio radical en las costumbres sociales de un país que conllevarán problema que hasta ahora no nos hemos querido imaginar, ilusionados con la promesa que el 27 se levanta la cuarentena y podrán volver a salir a la calle muchos de los que hoy no lo pueden hacer.
¿Por qué hay que encontrar la vacuna del coronavirus?
Pero si esa determinación es un problema urbano que busca impedir el contagio de la peste, la quiebra del espinazo de la globalización del mundo, del turismo universal y de quien sabe cuántas más cosas está en turno de ser ordenada por la OMS o adoptada por los ciudadanos de todo el mundo porque los aviones van a resultar siendo otro foco muy probable de contagio.
El viajar en avión, (que terminó siendo usado por todas las clases sociales y herramienta fundamental de la globalización) corre peligro si no se encuentra rápidamente la vacuna contra el corona virus.
¿Cómo será entonces un mundo cubierto por determinaciones como las que Claudia López está tratando de meter con vaselina a los bogotanos con el TransMilenio?
Los aviones de 180 pasajeros en las 34 hileras triples de asientos ya no podrá llevar sino 68 y los de Easy Fly ya no podrán cargar los 72 o 42 pasajeros y tendrán que viajar a por mitad para que entre todos se guarde la distancia.
Salvo que se inventen un mecanismo para que el pasajero demuestre no ser portador del virus o algún otro que garantice que sea desinfectado y fumigado antes de subirse, el pasaje en avión va a costar una millonada y casi nadie lo va a usar
¿Y en los buses escolares, cuántos chicos pueden viajar juntos? Aparentemente la solución va a traernos tantos problemas como el mal que se quiere atajar.