El decreto de la marihuana, que perseguía a quien llevara una dosis personal de droga, se cayó en el Consejo de Estado.

Y con ese hecho jurídico, Gardeazábal señala que esta es una nueva metida de pata del gobierno.

“El decreto de la marihuana muestra que se gobierna danto tumbos”, dice.

Estas son las “Crónicas del Enchuspado”, de Gardeazábal para www.rutanoticias.co:

“Este gobierno de los mocosos no le pega a una. Y cada vez perfila más su imagen histórica de un cuatrenio fracasado.

La ultra defendida norma de perseguir policial y tributariamente con multas al que llevara una dosis personal de droga alucinógena, aunque ella fuese permitida por fallo de la Corte Constitucional, se cayó la semana pasada estruendosamente como debía ser.

La tumbó el Consejo de Estado cuando determinó que las autoridades policiales solo podrán decomisar la droga cuando se verifique que el portador la va a comercializar o distribuir.

El capricho moralista del gobernante no le alcanzó para superar la norma constitucional que despenalizó la droga con un decretico de esos igual a los inútiles con que nos sigue atormentando por estos días de pandemia.

Y era obvio que así resultara porque en esencia el espíritu de la Constitución que nos rige es defender la libre determinación del ciudadano y el oficio de la policía no debe ser perseguir a quienes consumen una dosis persona permitida. 

¿Tiene Colombia pésimos asesores jurídicos?

Igual le va a pasar con el acto discriminatorio y lesivo contra las libertades individuales que consagra la Carta Magna y que implementaron con un decreto para ordenarnos prisión domiciliaria y restricciones estrictas a la libre movilización de todos los mayores de 70 años.

Y sabemos que va a ser así porque ya lo tumbó una tutela que pretendieron desconocer porque dizque la habían impugnado.

Pero como tanto en el caso de la marihuana como en el de los ancianos la concepción paternalista (y anticuada) del estado lleva al gobierno de los mocosos a creerse funcionarios de una guardería y no del gobierno nacional.

Y, lo que es peor, lo lleva a saltar las normas vigentes.

O a envolverlas en el mentiroso papel de celofán del juego de palabras.

Para así resultar dizque protegiendo a los jóvenes o a los abuelitos.

Pero allá los mocosos con sus pésimos asesores jurídicos.

Allá los manipuladores del lenguaje que creen que modificando el sentido de las palabras por decreto o protocolo pueden ser capaces de sacar al pueblo colombiano del hueco donde nos ha traído la pandemia de la corona virus y garantizarnos la esperanza en un futuro.

Dando tumbos no se puede gobernar.

Poniendo a los policías a perseguir fumadores de marihuana y no ladronzuelos o raponeros, ni se convoca a ser obedecidos ni se cuida el porvenir de la patria”.