Jenaro Pérez Gutiérrez dejó Colanta en el año 2016, 43 años después de haberla recibido en proceso de quiebra.

Y la dejó vendiendo 2 billones de pesos anuales.

El día de su retiro, www.rutanoticias.co escribió una biografía personal y profesional del hombre que cambió la historia de Colanta:

“Jenaro Pérez tomó una empresa de 65 asociados, 9 empleados y tres productos y la transformó en un emporio de 7000 trabajadores, 14 mil socios y 23 plantas industriales.

Pero hacer eso le costó a Jenaro Pérez su salud.

Hay gente que deja su nombre en la memoria de los demás y otros que dejan la memoria en sus empresas. El hombre que empezando la década de los 70 se enfrentó al Sindicato Antioqueño (dueño en ese entonces de Proleche) y lo venció al consolidar la primera cooperativa lechera del país, es de los primeros y últimamente de los segundos.

En esa década la leche era casi un monopolio de Proleche que fijaba precios y volúmenes de compra a los campesinos. Es decir, pagaba y compraba lo que quería y la leche que llegaba a los consumidores era constantemente racionada para obligar a que el Gobierno autorizara nuevos precios. Además, era un gana gana por todos lados, el Estado importaba leche en polvo, Proleche la mezclaba con la que compraba y con agua y la vendía en Antioquia.

Así cuenta la propia Colanta la historia de ese momento: “En la década de los años sesenta, el municipio de Medellín prohibió la venta de leche cruda. Así mismo, se creó un oligopolio constituido por empresas privadas que expendían el 90 por ciento de la leche con las marcas Proleche, San Martín y Pakita. Adicionalmente, en los períodos de vacaciones de colegios, disminuía dramáticamente el consumo y en consecuencia la venta de leche.

¿Quién es el hombre que más tetas tocó en su vida?

“Además estaban expuestos a las abusivas políticas del oligopolio, por eso, eran obligados a hacer largas filas para adquirir la leche que se distribuía solamente cada dos días. Los domingos y festivos no había expendio.

“En relación con el productor de leche, el oligopolio disminuía unilateralmente el precio de la leche, o simplemente no la pagaba señalándola como “ácida”. Además, se les retenía a los campesinos un porcentaje del pago que posteriormente era devuelto en papeles o acciones que poco servían”.

65 ganaderos cansados de eso se unieron en 1964 en una cooperativa: Coolechera. Antes de diez años y bajo la tenaza que le imponían, la cooperativa se declaró en quiebra tres veces. En ese momento apareció Jenaro Pérez.

El nuevo gerente venía de ser secretario de agricultura de Antioquia y conocía muy bien el mercado potencial que se tenía. Además, era amigo de los políticos de la época.

Visionariamente le cambió el nombre para evitar la demanda de otra Coolechera que existía en la costa caribe. También consiguió préstamos a través de los políticos y pidió que los amigos que tenía en el Gobierno nacional le ayudaran a quitar los impuestos a la producción lechera y con la plata conseguida compró la primera planta de producción para Antioquia.

De ahí en adelante Colanta se consolidó. Desde la primera venta de tres mil litros Jenaro Pérez se convirtió en el “chacho” de la leche. Fue uno de los primeros en importar ganado de alta calidad lechera para reemplazar las “vaquitas” que los campesinos criaban y alimentaban a punta de “aguamasa” y plátano. Viajó por todo el mundo viendo aquí y allá donde estaban las mejores vacas y terneras, ganándose como él mismo decía el título de ser “el hombre que más tetas ha tocado en su vida”.

¿Por qué se volvió político Jenaro Pérez?

Eran jornadas de trabajo de 15 y 20 horas que permitieron que venciera a los empresarios antioqueños y convirtiera a Colombia en el tercer país en exportación de leche (líquida o pulverizada) después de Argentina y Uruguay.

Y como sabía que gracias a los políticos había sobrevivido, se volvió político. Fue Concejal de Medellín cerca de 20 años con dos hechos notorios. Integró con dos damas conservadoras el trío de los búhos, llamados así porque nunca hablaban en las sesiones del Concejo, y siempre, siempre, donó su salario como cabildante de la ciudad. Una cosa lógica porque nunca se le conoció proyecto o propuesta alguna, diferente a su lucha por la leche, que saliera de su oficina.

Pero como buen político también aprendió lo malo. Gestor de la principal y más conocida cooperativa del país, aplicó la misma tenaza del pasado contra todas las cooperativas lecheras que trataron de emularlo en Antioquia, a pesar de que muchas de ellas eran promovidas por la Gobernación del departamento.

A hoy, sólo tres empresas sobrevivieron a su tenaza. Prolinco, que tiene base en Santa Rosa, otrora tierra donde no se movía una hoja sin el visto bueno de Jenaro. Una cooperativa más en el oriente antioqueño y Lácteos Betania, que nació de la mano de un campesino que no se dejó acabar a pesar de todos los intentos que vivió en contra y que algunos creen es la reencarnación de Jenaro Pérez en la forma de ver el sector lechero.

Empezando la década del 2000, la historia empezó a cambiar. Por primera vez un grupo de asociados se puso en su contra alertados por las pérdidas millonarias que dejaron varias importaciones de maquinaria y porque “algo pasaba” internamente.

¿Qué hizo Guillermo Gaviria por Jenaro Pérez?

“Mucha gente se aprovechaba del doctor Jenaro. Se perdía mucho, esa empresa es tan grande y produce tanto que da para que roben y no se sienta la perdida”, dijo a Ruta Noticias uno de los promotores de esa insubordinación contra el Gerente

Hábilmente y cuando ya la Asamblea de Colanta parecía en contra, el presidente del consejo de administración, Guillermo Gaviria, le lanzó un salvavidas al convencer a muchos de los indignados de dejar las cosas como estaban. Era la primera vez que se demostraba en esa empresa que la mermelada y la leche combinan muy bien.

Salvado de esa, cometió un error que le causó muchos dolores de cabeza. Contra muchas prevenciones puso a uno de sus hijos en el área de mercadeo. Exactamente duró una campaña.

En medio de la guerra que vivía Colombia en los campos y que Colanta padecía a través de sus productores vacunados en unas zonas por los paramilitares o por la guerrilla y en otras por paras y subversivos, el hijo se inventó una nueva imagen para la empresa. Todo debía ir con estampados de “camuflados” militares, “como un homenaje al campo”.

Las renuncias de parte del equipo de mercadeo y las críticas internas, en las que participaron muchos empleados, incluido el “matriarcado” que Jenaro Pérez tenía a su alrededor, tiraron para atrás la campaña y llevaron al eclipse, silencioso, del vástago.

Eran años difíciles, pero también tuvo triunfos empresariales y políticos. Ganó una demanda muy cuantiosa cuando un competidor nacional pretendió quedarse con su frase de toda la vida, “Colanta Sabe Más” y también frenó en muchas ocasiones los negociados de los ministros de agricultura que autorizaban las importaciones masivas de leche en polvo.

¿Quién reemplazó a Jenaro Pérez en Colanta?

Convencido de la necesidad de contar con respaldo político apoyó en el año 2010 a una desconocida mujer a la Cámara de Representantes y la hizo congresista.

Muchos quisieron su capital político y aprovechándose de él y de su momento lo hicieron abandonar a su congresista y apoyar a otros sectores conservadores, los cuales se quemaron en su intención de llegar al Congreso colombiano.

Jenaro Pérez, ya no era el mismo. La memoria fallaba y los años, días y horas dedicados totalmente a Colanta le cobraban.

Amigos que lo visitaban frecuentemente lo veían preguntarles quienes eran. “Yo te cité en la gerencia?… ahh bueno…”, fue una frase común.

Uno de ellos que lo visitó hace poco lo encontró “perdido” en la conversación. “Preferí no volver”, dijo a Ruta Noticias.

La semana pasada el consejo de administración, ya sin su tutor de la toda la vida, emitió un comunicado anunciando que tras 43 años de trabajo continuo Jenaro Pérez dejaba la gerencia de la empresa. En su reemplazo llegó, inmediatamente, Sergio González Villa, un amigo fiel y, posiblemente, el único capaz de proteger a Colanta.

“Él va por las oficinas, pasa y mira que hacen los empleados, principalmente el “matriarcado” de Jenaro. Todas están nerviosas”, dice un amigo.

Y deben estarlo porque durante 43 años Jenaro Pérez hizo un emporio de una empresa quebrada y él, que necesitaba días de 48 horas para trabajar por Colanta y ahora se le ofreció una oficina alterna a la Gerencia, como “consultor”, quizás recuerde, o quizás no, que se rodeó de mucha gente buena y de otra que no necesariamente es la que sabe más.

Jenaro Pérez fue un visionario que tomó una empresa quebrada y la hizo la mejor de Colombia, pero esos largos años “matándose” por ella le costaron su salud.