Desde esta semana se inició la noche polar, ese fenómeno que no se ve en nuestros países tropicales y que significa que los movimientos de la rotación y traslación, y la inclinación del eje de la Tierra, harán que en varias ciudades y poblados no se vuelva a ver el sol durante noviembre y diciembre.
En esas comunidades el Sol solo volverá a ser visible a mediados de enero del año 2026.
Duranta estas semanas, las zonas cercanas al norte del Círculo Polar Ártico y al sur del Círculo Polar Antártico, principalmente, quedan de “espaldas” al sol lo que significa que ya no se le verá o sí, quizá un leve resplandor que no alcanzará a durar muchos minutos y que es llamado el crepúsculo civil. Tras la oscuridad, las temperaturas caerán hasta menos 30 o menos 20 grados bajo cero, haciendo que las actividades sociales o productivas sean prácticamente imposibles.
Así, ciudades como Mursmanksk, en Rusia, vivirá la noche polar durante 40 días, Tromso, en Noruega, la soportará 50 días, Inuvik, en Canadá, estará afectada durante 30 días y Qaanaaq, en Groenlandia, no volverá a ver el sol durante 100 días.
Aunque no hay sol directo si estará el crepúsculo civil, que son rayos del sol que iluminan el cielo levemente y que permiten que las personas continúen con sus actividades al aire libre, para posteriormente dar paso al crepúsculo astronómico, donde ya reina la oscuridad.
¿Cómo afecta la Noche polar al ser humano?
Aunque muchas actividades se paralizan, los habitantes de estas ciudades se han habituado a la noche polar y sus consecuencias sobre el organismo: La alteración del ritmo circadiano (se interrumpen los ciclos de sueño y se “vive” en somnolencia), el impacto en el estado de ánimo (que genera tristeza, letargo o incluso síntomas constantes de depresión) y al frío extremo (que obliga a permanecer en casas o edificios y al uso de ropa de alta capacidad contra el frío).
Para obligar al organismo a diferenciar del “día y la noche” los habitantes de estas ciudades cargan lámparas de terapia de luz (lámparas que replican las longitudes de onda de la luz solar), se fijan rutinas deportivas en horarios similares a cuando “había luz” y finalmente es común el consumo de suplementos dietéticos o vitaminas que compensan la falta de exposición a los rayos solares.
Aunque se creería que la “oscuridad” no traería nada bueno, estas ciudades se convierten en refugio de amantes de la naturaleza que pueden disfrutar casi las 24 horas del día de calles iluminadas por las estrellas y ser testigos del esplendor de las auroras boreales, que pueden ser visibles incluso desde “el medio día”, todo lo que se une para crear el llamado “azul boreal”, presente en todas las fotografías de estas apartadas regiones.


