La invasión alrededor de la Quebrada La Iguaná empezó en la década de los años 50, por desplazados de la violencia política que venían, principalmente, del Chocó y finalizó hacia 1990.

Precisamente la década de 1980 a 1990 fue la más peligrosa.

A la invasión de tugurios en las riberas de la quebrada se unieron construcciones precarias de viviendas debajo de los puentes de la carrera 65 y la carrera 80.

El problema, además de ser un barrio de invasión, con muy pocos y aptos servicios públicos, es que cuando la quebrada La Iguaná se crecía, arrasaba con todos los ranchos, y con sus habitantes.

La más fuerte de esas “crecientes”, dejó 32 viviendas afectadas y causó seis muertes.

En ese momento se hizo un trabajo de recuperación de las riberas, de readecuación del cauce y solo se dejó en pie las viviendas que estuvieran a más de cinco metros de la quebrada.

Y entonces quienes vivían en las riberas fueron reubicados por el desaparecido Corvide (Corporación de Hábitat y Vivienda Social de Medellín) en una urbanización construida a dos cuadras de la quebrada.

Desde entonces, las inundaciones bajaron casi totalmente, hasta este jueves cuando nuevamente la Quebrada La Iguaná se creció y recordó la amenaza que era en el pasado.

Aunque a su alrededor las riberas son grandes, el constante depósito de basuras y desechos llevó nuevamente a que la creciente mostrara su peligro, esta vez sin víctimas mortales, pero si fue necesario reubicar temporalmente a siete familias.

Queda la advertenci.

Y habrá que mantener los ojos muy abiertos porque, según el IDEAM, abril y mayor serán los meses de más lluvia en el año y a esta quebrada desde hace 72 años se le invadió su “espacio” y el agua, siempre, busca volver a su cauce.