Los nombres de Feliza, de Juan Gabriel Vásquez, recoge la vida de la escultora Feliza Burztyn y sorprende al maestro Gustavo Álvarez Gardeazábal, @ElJodario, con “la fuerza de su narración y la estupenda estructuración de la novela…”
“QUÉ LEE GARDEAZABAL, Los nombres de Feliza, de Juan Gabriel Vásquez, editó Alfaguara
No me había gustado leer a Juan Gabriel Vásquez. Pero lo leía porque escribe bien y porque es el escritor más internacional que tenemos.
Oírlo en el Hay Festival, me causó muy poco agrado. Entré entonces muy prevenido a leer la novela cuasi biográfica sobre la escultora Feliza Burztyn, muerta en olor a exiliada encima de la mesa donde cenaba con García Márquez y su mujer en un restaurante de Paris en 1982.
Me he llevado una sorpresa. Vázquez tiene en este libro la suavidad del narrador curtido. Es expedito buscando la médula de cada episodio. Las descripciones parecen cirugías hechas por un médico medioeval. Y aunque a veces reclama con el tonito de los sapientes que no saben callar lo que conocen, termina atrapando con su manera de contar la historia de la dinámica escultora, aunque trate evidentemente de proteger a Feliza de otro poco de las tantas malquerencias que tuvo a lo largo de su vida porque fue antipática, mala madre, rosquera, agresiva y llevada de su parecer.
Simplemente no la juzga.
Cuenta todas esas características de su vida como si oyera llover y ahí en ese detalle creo que reside la fuerza de su narración y la estupenda estructuración de la novela.
Como es un texto biográfico, ligeramente novelado, el responsable de poder conocer la historia menuda de esa mujer es su marido por los 20 años finales de su vida: don Pablo Leiva.
A él está dedicado el libro y sin su versión, y su prudentísima manera de relatar la dureza que debió haber sido amar a una mujer como ella, este libro no habría alcanzado los ribetes que posee.
De la Feliza de otros hombres y otros tiempos debieron haberle contado los que fueron amigos del poeta Jorge Gaitán Durán, por quien ella abandonó a su primer marido y a sus tres hijas.
Del patrocinio de unos y de otros. De su militancia de izquierda. De sus nexos con Cuba, De las persecuciones militares hasta hacerla asilar en la embajada de México para salvarse , De todo ello, y de mucho más de la novelesca vida de Feliza quedará este libro, tan bien escrito, tan delicadamente armado que ya le estorbó a la comentarista de cultura Carolina Sanín quien despotricó infamemente de él. En gustos no hay disgustos.
Gustavo Álvarez Gardeazábal. El Porce, marzo 15 del 202
Escuche el audio de @ElJodario sobre el libro sobre Los nombres de Feliza, de Juan Gabriel Vásquez: