Luis Alberto Rodríguez está fomentando la recuperación de las vías terciarias, dándole oportunidad a los campesinos de recuperar un valor digno para sus cosechas.
Un esfuerzo loable por las terciarias, dice Gardeazábal:
“Desde cuando se posesiona como Director de Planeación Luis Alberto Rodríguez le he visto muchas salidas en falso o equivocadas.
El hecho de que parece un pimpollo recién salido del huevo y evidencie la falta de trajín en la vida pública me llevaron, en silencio, a prejuzgarlo como un jovencito sin trayectoria encaramado en una escalera ajena.
Cuando se encarta repartiendo los primeros auxilios de la pandemia y se equivoca usando el engranaje burocrático de los políticos y no la clasificación del Sisbén y el conocimiento que los alcaldes tenían de sus gobernados, lo vi más mal.
Pero cuando he leído sus declaraciones en la revista Semana explicando que la peste los ha llevado a definir nuevas prioridades, a reorientar las inversiones y entre ellas fundamentalmente a acelerar y ser más agresivo en la construcción de carreteras terciarias, tengo que cambiar ahora públicamente mi criterio sobre este típico muchacho mocoso.
El que haya quien entienda que el mundo que se nos vino encima va a exigirnos volver a ser aquel país agrícola que se autoabastecía y que eso solo es posible si se terminan las carreteras terciarias que sacan la comida más rápido y a menos costo a los centros urbanos, da esperanza sobre la Colombia del inmediato futuro.
¿Volverá Colombia a ser un país agrícola?
Pienso, por ejemplo, en una zona que conozco desde niño y que estadísticamente la he hecho estudiar y presentado como opción a uno y otro gobernante sin resultados satisfactorios hasta ahora.
Me refiero a las mesetas de Barragán, Santa Lucía y Roncesvalles en la montaña alta de la cordillera central.
Hay allá a 3,000 metros de altura unas 4 mil hectáreas tractoréales y otras 8 mil cultivables tradicionalmente.
Antes de la serie de guerras con paracos y guerrilleros, esa zona producía para el Valle y el Tolima toneladas de comida y millones de litros de leche.
Alguna vez hasta Bavaria patrocinó la siembra de cebada.
Pero para llegar desde allí a Tuluá o Buga o al Guamo hay que recorrer por horas unos carreteables bien trazados pero que nunca fueron terminados.
Hacerlo con el programa y el afán que tiene el Director de Planeación es pensar en regenerar una zona víctima de la violencia más atroz a la que min Cárdenas y cía limitada sacaron de los zomac y los dejaron sin ventajas para que no pudieran escapar de su maldición.
Carreteras como esa, que saquen a los centros de abasto el trabajo de los campesinos que resistieron la guerra como actores o como víctimas, debe haber muchas en este país.
Pavimentar las que ya estén hechas añadiéndoles las alcantarillas, desagües y obras de arte es generar empleo inmediato y provocar el retorno de una buena parte de los 12 millones de campesinos que les cambiaron a la brava su status para poder darle paso a las 12 familias que importan alimentos desde la apertura económica de Gaviria y Hommes.