En menos de 10 años nuestro país pasó de tener un total de 100 mil migrantes venezolanos a casi 3 millones. Cada una de estas personas llena de sueños, historias de vida y expectativas de reconstruir su vida lejos de la problemática social, económica y política de su país, por eso, el profesor Jair Eduardo Restrepo Pineda, Investigador de UNIMINUTO, propone mirar el fenómeno de la migración venezolana en Colombia como una oportunidad para el país de mejorar en la prestación de servicios.

El profesor Jair Eduardo Restrepo Pineda, de Uniminuto, Doctor en Análisis y Evaluación de Procesos Políticos y Sociales habla de esta situación que no solo impacta a los migrantes venezolanos, sino que además, nos convoca como país para dar respuesta a las necesidades de esta población.

“Es necesario que como sociedad ahondemos en dar una respuesta oportuna a esta crisis humanitaria. El Estado debe pensarse para prestar unos servicios esenciales para esta población como es la salud, la educación y sobre todo un empleo digno” comenta el investigador.

Y en este sentido, uno de los primeros desafíos es hacer frente a esa regularización de la población venezolana. En Colombia tenemos el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV), un mecanismo de protección temporal para refugiados y migrantes venezolanos.

¿Qué hacer con la migración venezolana en Colombia?

A pesar de que este mecanismo ha tenido grandes logros en materia de reconocimiento e inclusión, cerca de 500 mil venezolanos no alcanzaron a aplicar al ETPV el año pasado y continúan de forma irregular en nuestro país.

“El Estado debe tener una respuesta real y efectiva para la llegada de los migrantes, eso demanda mayores inversiones en salud y educación” agrega.

 Y aquí el docente de UNIMINUTO hace un llamado desde la academia, a reducir la xenofobia que se ha sentido en el país contra la migración venezolana en Colombia.

“Lejos de ver esto como un problema podemos ver las oportunidades que nos trae, los venezolanos deben pagar impuestos, esto genera un movimiento en la economía, al proveerlos servicios de salud, la oferta en salud que se expande también impacta a los nacionales y asi mismo es en materia de educación” comenta.

Las barreras deben reducirse, sus derechos humanos priman, para un migrante venezolano es más fácil sufrir por la explotación laboral, puesto que al temer ser deportados por la falta de documentación, no denuncia si sus derechos laborales fueron vulnerados.

“Y he conocido casos de venezolanos que trabajan más de las ocho horas al día y no se las reconocen; muchos otros vienen formados y no tienen posibilidad de homologar títulos en Colombia” comenta.

Otra de las necesidades que se ve es en salud sexual y reproductiva, esto en el caso de la planificación familiar, pero también ante los casos de violencia sexual.

“Como país podemos cerrar la brecha que existe en materia de derechos humanos, no solo para recibir a los ciudadanos del vecino país, sino porque los esfuerzos en todos los sectores redundarán en beneficios para nuestro país” finaliza.