Nacional ganó uno a cero al Fluminense, pero no fue suficiente para avanzar en la Copa Sudamericana y quedó eliminado del certamen continental.

El gol llegó muy temprano, al minuto 4 del primer tiempo, gracias a la sociedad entre Vladimir Hernández y Hernán Barcos, que capitalizó este último con un soberbio gol de cabeza.

Ese gol tan rápido ilusionó y trajo a la memoria las remontadas épicas que se vivieron en la clasificación de la Europa Champions League, pero algo va del fútbol de Europa al de Latinoamérica.

Fluminense empezó a manejar el balón, a concentrar siete y ocho jugadores cerca a su portero y así Nacional no encontró el espacio que necesitaba para remontar el 4 a 1 que se vivió la semana anterior en Brasil. Difícil superar a un equipo con tanta experiencia, que escondía el balón y desesperaba a los jugadores en la cancha y a los hinchas en la tribuna. Ese fue su negocio y le funcionó.

Y cuando intentó acercarse al área verdolaga, encontró a un José Fernando Cuadrado que reaccionó a tiempo y evitó la caída de su arco.

Nacional por su parte intentó buscar el 3 a 0 que necesitaba para clasificar directamente a la siguiente ronda de la Sudamericana, pero el equipo siguió mostrando mala definición de sus jugadores, inestabilidad y poca sapiencia táctica y funcional de algunos de sus integrantes, algo que se reflejó en este triunfo como local, pero que impidió aumentar el marcador, como se necesitaba para evitar la eliminación del torneo continental.

Ahora Nacional deberá concentrarse en el cuadrangular final de la Liga Águila, en el cual este domingo enfrentará al Deportes Tolima, a las 5 y 30 de la tarde en el estadio Manuel Murillo Toro. Como ante Fluminense, el equipo antioqueño tiene que ganar, o despedirse del torneo.