El gobierno de Iván Duque prometió que en 100 días cumpliría con la recuperación de Providencia, después del huracán que destruyó la isla.

Pero ya van seis meses y la recuperación de Providencia está en cero, gracias a una funcionaria, Susana Correa, que se dejó llevar de su reconocida terquedad.

Así lo señala la “Crónica de Gardeazábal”, para www.rutanoticias.co:

“EL ESTRUENDOSO FRACASO DE SUSANA

Susana Correa es mi coterránea.  Susana es uribista triple A y Susana tiene a su cargo el Departamento de Prosperidad Social que goza de más presupuesto que al menos 12 ministerios.

Es billonario y adjudica contratos con régimen especial.

Susana, por ser quien es, fue encargada por el presidente Duque, cuando recorrió en cuatrimoto las calles repletas de escombros en Providencia, como directora de la reconstrucción de la pequeña isla luego del terrible huracán que no le dejó casa en pie y le causó todos los daños imaginables.

Quienes alguna vez presenciamos como miembros de la junta de reconstrucción del norte del Valle, cuando el terremoto de Armenia, recordamos que lo primero que hicieron los encargados de la magna tarea fue hacer un censo de daños y personas y poner al mando de las distintas tareas a gentes que conocían el temperamento social y la manera de comportarse de los damnificados.

¿Por qué es tan terca Susana Correa?

Suponían el presidente Duque y sus ministros que Susana iba a hacer lo mismo en Providencia.

Que planificaría los elementos a disposición, establecería las características de lo que había quedado en pie y tendría muy en cuenta la ausencia de los elementos y herramientas fundamentales para volver a levantar una isla en donde casi todo hay que llevarlo por barco.

Tal vez por ello el presidente Duque, con su habitual falta de tino y su ya reconocida incapacidad de acertar en los procedimientos, creyó que Susana, por sus orígenes familiares y su experiencia personal pública, era la más adecuada para responder por la difícil labor encomendada.

Tanto, que se atrevió una vez más a exagerar y le prometió al país que en 100 días las derruidas casas de Providencia estarían en pie.

No ha sido así.

El lenguaje que habla Susana no fue ni podrá ser el que hablan los raizales de la isla y ella fue incapaz de aprenderlo a traducir.

Las dificultades no las sometió a censo. Con la terquedad que le conocemos a Susana los vallecaucanos, se montó en el caballo equivocado y hoy, lamentablemente 200 dias después del fatídico huracán, su actuación ha sido un estruendoso fracaso que puede tener disculpas burguesas, mas nunca suficientes para evadir la responsabilidad política.

Pero todo parece ser igual en este gobierno, con Susana o con el covid, con las vacunas o con la reforma tributaria. Con el paro o con la Policía. No le pegan a una.

Gustavo Álvarez Gardeazábal @eljodario