El proyecto de la reforma tributaria en Colombia no tiene apoyo de los ciudadanos ni de los políticos, por ser “atentatorio de la tranquilidad de los colombianos”.

Así dice la “Crónica de Gardeazábal” para www.rutanoticias.co, porque esa reforma tributaria en Colombia pareciera abrirle “calle de honor al leninista exalcalde de Bogotá para que ahora sí asuma la presidencia el año entrante”:

“SERÍA MEJOR RETIRARLA

Si algún defecto le estorba a un gobernante es la falta de olfato político.

Lamentablemente para el país, quien nos gobierna posee, y bastante aumentado, ese desperfecto.

Lo estamos comprobando, y sufriendo, por estos días.

La terquedad supina de presentar en el peor momento para la ciudadanía y para la salud mental de los colombianos, una reforma tributaria dañina y empalagosa ha despertado la reacción casi unánime de todos los estamentos, comenzando por el político.

Tanto Germán Vargas Lleras, a nombre del partido Cambio Radical, como Dilliam Francisca Toro a nombre del partido de la U y César Gaviria Trujillo como presidente del partido Liberal han coincidido en que sus congresistas no votarán ese proyecto por atentatorio contra la tranquilidad de los colombianos.

De manera velada, pero identificándose también con el mismo sentir, el expresidente Uribe, quien ungió como su candidato al primer mandatario, ha propuesto, quizás para no ofender en demasía a su pupilo o para no testimoniar la división interna entre uribistas y duquistas, que ese proyecto debe dialogarse para remendarlo y ser justos en su aplicación.

¿La reforma tributaria en Colombia lleva a Petro a la Presidencia?

No creo que este esperpento tenga remedio y menos si se meten a cinco dedos todos los congresistas quienes, imitando una vez más a los ornitorrincos, buscarán con su triple carácter de marsupiales, mamíferos y patos llevarse una torta negociada para sus falsos positivos presupuestales, mal llamados auxilios parlamentarios.

Lo que resultaría de ese trabajo mancomunado que pide Uribe es algo peor que un monstruo similar a los que armaba Frankenstein.

Pero si la infinita terquedad presidencial no admite sino blancos y negros, triunfos y derrotas, lo que debe plantearse es que el ejecutivo retire tan esperpéntico proyecto antes de someterlo a discusión.

Si lo hace, admitirá la equivocación, pero salvará al país de las consecuencias imprevisibles de un paro peligrosísimo el 28   de abril y vacunará a los colombianos contra la creencia cada vez más divulgada de que nos gobierna el que no debía haber sido, así hubiese servido para atajar a Petro en su momento, porque   lo que está haciendo es abriéndole calle de honor al leninista exalcalde de Bogotá para que ahora sí asuma la presidencia el año entrante.

Gustavo Álvarez Gardeazábal.

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