Tras el escándalo de la visa de Gustavo Petro, se esperaba la renuncia voluntaria a la visa de Estados Unidos de todos o la mayoría de los funcionarios de Colombia, pero de los 1020 altos directivos solo dos anunciaron esa decisión.

Primero fue el secretario jurídico de la Presidencia, Augusto Ocampo, y ahora la canciller, Rosa Villavicencio, los que presentaron renuncia voluntaria a la visa de Estados Unidos, acto que es calificado por el abogado Mauricio Botero como “…simbólicamente absurdo”.

Principalmente porque se trata de dar la imagen de que Estados Unidos le quitó la visa a Gustavo Petro por su discurso en la ONU, pero esta medida se debió a su “petición pública” para que los soldados de un país extranjero desobedecieran a su presidente, elegido democráticamente por la mayoría de ciudadanos.

“…El presidente Petro perdió la visa por incitar a la insubordinación de militares estadounidenses, una violación gravísima del derecho internacional y de las normas internas de EE.UU. ¿Cuál es la lógica de solidarizarse con un error monumental que ya ha puesto a Colombia en la peor crisis diplomática con Washington en décadas?… No se trata de una sanción contra las ideas “pacifistas” –como pretende argumentar la Canciller–, sino de una medida concreta contra actos de incitación a la violencia y de interferencia en asuntos internos…”, agrega el jurista.

Lo curioso que el Estado Colombiano tiene 18 ministerios, más el departamento administrativo de la Presidencia de la República, y cada uno de ellos con 5 viceministerios (en promedio), más 24 departamentos administrativos de diversa índole, más 105 empresas (que valen 170 billones de pesos) donde el Gobierno tiene mayoría directa, más 72 embajadas (con promedio de seis empleados y 5 cónsules), lo que significaría que en ese primer y alto nivel están nombrados unos 1020 funcionarios pero, hasta este martes, solo han presentado renuncia voluntaria a la visa de Estados Unidos dos de ellos, mientras los demás guardan silencio “muy personal” para que esa locura de declaración no los afecte.

¿Qué es la renuncia voluntaria a la visa de Estados Unidos?

Así explica el Abogado Mauricio Botero la decisión de “renunciar “a la visa:

Crítica político-jurídica al comunicado de Augusto Ocampo La dignidad no se mide en visas El comunicado del Secretario Jurídico de la Presidencia, en el que anuncia su “renuncia voluntaria” a la visa de Estados Unidos en solidaridad con Gustavo Petro, no resiste un análisis jurídico serio ni un examen político responsable.

1. La visa no es un derecho, es una concesión soberana. Una visa es un permiso administrativo que cada Estado otorga discrecionalmente. Nadie “renuncia” a la visa: se usa o se devuelve, pero su existencia y validez dependen solo del país emisor. Creer que renunciar a una visa es un acto de “dignidad nacional” revela una ignorancia elemental en materia de derecho internacional.

2. Confundir lo personal con lo nacional. El comunicado pretende elevar una decisión personal —dejar de usar un beneficio migratorio— al rango de símbolo de la soberanía nacional. Pero la soberanía de Colombia no se juega en los privilegios de viaje de sus funcionarios, sino en la defensa de sus instituciones, la independencia judicial y el respeto a la Constitución. Usar la palabra “dignidad” para cubrir una medida de propaganda es degradar el concepto mismo de dignidad.

3. Un error de perspectiva internacional. En vez de proyectar madurez y serenidad diplomática, el comunicado refleja un tono de confrontación que aumenta el aislamiento del país. Estados Unidos no se verá afectado por estos gestos teatrales. Al contrario: percibirá que el gobierno colombiano opta por la victimización y el populismo antes que por la diplomacia seria.

4. La trampa del nacionalismo vacío. La afirmación “Colombia se respeta” es incuestionable, pero mal utilizada. No se respeta un país cuando sus propios funcionarios reducen las relaciones internacionales a un pulso de egos. No se respeta a la nación cuando se pone en riesgo su economía, su seguridad y sus relaciones estratégicas por el capricho político de un presidente o de su círculo cercano.

5. El trasfondo político. Este comunicado no busca defender a Colombia, sino blindar políticamente a Petro tras la revocatoria de su visa por incitar a la violencia en territorio estadounidense. La “renuncia voluntaria” es apenas un acto de servilismo que pretende disfrazar de causa patriótica lo que no es más que un privilegio personal perdido.

En síntesis: este no es un acto de dignidad, sino un acto de propaganda. La dignidad de una nación se defiende con instituciones fuertes, con justicia independiente y con respeto al derecho internacional. Convertir una visa en bandera política no solo es un despropósito, es también la prueba de que la ignorancia puede vestirse de soberanía para esconder la verdadera debilidad de un gobierno. Amen”.

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