Sergio Clavijo y el observatorio de la Universidad Javeriana lanzan propuestas para buscar recursos nuevos, que financien la postpandemia.
“Propuestas chimbas”, dice Gardeazábal al analizar esas ideas:
“Por estos días de desespero y ante la atonía de quienes nos gobiernan y no proponen una salida distinta a la dejar hacer, dejar pasar,
dos focos permanentes de opinión, Sergio Clavijo y el Observatorio Fiscal de la Javeriana,
han propuesto las suyas de manera peligrosa y quizás sin medir las consecuencias.
De Clavijo no es de extrañar.
Mientras estuvo en la ANIF y mantenía una columna diaria sobre temas económicos,
Nos atiborró de sus teorías contra el salario mínimo, contra las pensiones y contra todo lo que simbolizaba la estructura económica adoptada como costumbre por la nación.
Del Observatorio de los jesuitas
No habíamos oído hablar de propuestas muy sonoras sino, casi siempre, de análisis de las cifras financieras que el país vomita semanal o mensualmente.
Sin embargo, ahora,
Con la pandemia alborotada de nuevo y amenazando con repetir la historia de hace 100 años de la Gripa Española,
Y ante la inminente debacle económica que todos vemos venir, (menos el gobernante),
han salido con un par de propuestas chimbas para agravar la situación, no para mejorarla.
La propuesta de Clavijo parece ir en concordancia con la tesis curiosamente aceptada ya por las dos corrientes económicas enfrentadas,
la de Carrasquilla y la de Malagón, de que Colombia debe endeudarse hasta el cogote (como la Argentina) para poder afrontar la postpandemia.
Pero como esa deuda hay que pagarla
Y el FMI, que es uno de los prestamistas, exige duras reformas tributarias Clavijo propone que se aplique un IVA general del 19 %, y que se eliminen las excepciones y que, además,
Se cobre una tasa impositiva a toda pensión mayor de 5 millones.
Los del Observatorio de la Javeriana, que no se han tirado un pedo en un potrero, proponen que se cobre un impuesto mensual por cabeza de ganado de $ 15.000 y como las cifras de vacunación les dan el número de reses declaradas, las cuentas les resultan alegres.
La fórmula de Clavijo tiene el grave riesgo de encender los ánimos porque nadie se quedaría sin sentir el raponazo.
Y la de los jesuitas es injusta en toda la línea porque no es lo mismo exigirle 60 mil pesos mensuales a un campesino por las dos vacas y sus terneros, quitándole un mercado semanal, que 600 millones a los socios de Laufaurie que todavía tienen miles de hectáreas y miles de reses tratando de hacer creer que criar ganado es buen negocio, aunque no sirve sino para aparentar riqueza y correr todos los riesgos de seguridad.
Ni la una ni la otra son convenientes y oportunas.
El palo no está para cucharas y servirían más para prender la mecha que para manejar la crisis que se nos viene encima revestida de covid.
Gustavo Álvarez Gardeazábal
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