El violador y asesino de niños Luis Alfredo Garavito fue el único que faltó en la cumbre de criminales de Medellín y los delincuentes de Bogotá que se dio durante un acto público de Gustavo Petro. Y faltó Garavito porque murió el 12 de octubre de 2023, de lo contrario habría sido “invitado de honor”.
Más que una reunión política, el acto de Gustavo Petro en Medellín pareció un mensaje de “fortaleza” ante los antioqueños, al reunir a los bandidos, todos hoy capturados y casi todos condenados, que aparentemente aun controlan los barrios y deciden por quién votar o a quién apoyar electoralmente. Esos mismos jefes de la “Oficina” que durante la campaña electoral de 2023 “secuestraban” a los líderes de las Juntas de Acción Comunal o coordinadores barriales y los llevaban a túneles y casas ocultas en las vías paralelas al río Medellín y les decían que no podían convocar reuniones ni con Federico Gutiérrez ni con Andrés Julián Rendón…Como una advertencia que los lideres barriales debían llevar a las comunidades.
Además de los bandidos de la “Oficina” y esa cumbre de los criminales de Medellín y Gustavo Petro y sus secuaces, otra compañía cuestionable del presidente fue el señalado de corrupto de Daniel Quintero Calle, quien como alcalde de Medellín terminó el mandato como el más cuestionado en la historia de la ciudad y quien hoy tiene a una docena de sus ex funcionarios imputados por delitos contra el servicio público.
Lógico, la tarima llena de asesinos le sirvió a Petro para lanzar amenazas y hasta proponer una visita con la Fiscal, Luz Adriana Camargo, a la cárcel a sus nuevos mejores amigos para analizar las leyes que a hoy se aplican a estos asesinos, como si fuera un dictador que, desconociendo al poder judicial, pudiera beneficiarlos. Un juego de pan y circo con delincuentes muy peligrosos para el país, las instituciones y los propios jueces que llevan los casos.
Finalmente, un desafío a los antioqueños que hoy lo tienen con la mayor desaprobación de un presidente de Colombia en la historia y, quizá, un recordatorio de que las próximas elecciones quizá no serán tan pacíficas como muchos quisieran o anhelaran.
Porque quedó demostrado que de un lado están los antioqueños, y millones de colombianos, y del otro Gustavo Petro, sus secuaces y todos los criminales de Medellín.