Históricamente la venta de las acciones de Tigo UNE es a la vez la venta del Concejo de Medellín.

Hace 13 años, el Concejo de Medellín no quería aprobar la extraña figura que se inventaron Aníbal Gaviria y sus amigos para que Millicom se quedara con el manejo de Tigo UNE.

La idea de Gaviria y sus amigos era que UNE EPM se fusionara con TIGO Colombia, que era una filial de Millicom.

Tan fuerte era el debate que concejales como Bernardo Alejandro Guerra casi aseguraban, a cada minuto, que preferían entregar su vida antes que permitir ese extraño negocio, donde el dueño entregaba la empresa a un minoritario y dejaba que este hiciera lo que quisiera.

Pero a la hora de la votación, los concejales que se oponían a la entrega de UNE EPM, como Guerra, cambiaron de opinión y se fueron, para sus casas con una sonrisa por lo menos 3 mil millones de veces más grande que cualquier día anterior.

Eso sí, la votación, después de un muy largo debate, se cumplió en horas de la madrugada, cuando quedaban muy pocos ciudadanos en las graderías y el silencio, y la noche, ya eran cómplices.

Por la fusión de TIGO UNE votaron los entonces concejales Bernardo Alejandro Guerra Hoyos, Carlos Alberto Bayer Cano, Aura Marley Arcila Giraldo, Carlos Mario Uribe, Jaime Roberto Cuartas, Robar Bohórquez, Fabio Humberto Rivera, Carlos Mario Mejía, Álvaro Múnera, Nicolás Albeiro Echeverry y Yefferson Miranda.

¿Qué ofreció Millicom por UNE?

Además, de la sonrisa de los concejales, también andaban felices en EPM y en la Alcaldía, porque una cláusula del “negocio” decía que la multinacional Millicom entregaría 1.9 billones de pesos de “prima” por dejarla “manejar la naciente empresa de Tigo UNE.

Es dinero, según los que entregaron UNE, se utilizaría en preservar la sostenibilidad del negocio, aumentar la valoración del patrimonio público … ofrecer mejores precios y servicios… alcanzar mayores utilidades que se podrían trasladar al municipio, para programas de inversión social y proyectos como la masificación de Internet en estratos 1 y 2, colegios inteligentes y acceso gratuito a las TIC en parques y bibliotecas”.

¿Qué pasó con los empleados de UNE?

Además, la multinacional se comprometía respetar la planta laboral, que era de 2.700 empleados en ese momento, pero progresivamente fueron cancelando cargos, negociando salidas a cambio de bonos económicos, y, finalmente, haciendo un “traslado patronal” de casi 700 empleados a Huawei, quienes dejaron de pertenecer a Tigo UNE sin saber por qué, ni cómo.

Pero nadie, a nombre del socio mayoritario en acciones, pero minoritario en decisiones, decía nada. Aníbal Gaviria porque andaba feliz con los 1.9 billones y menos Federico Gutiérrez, que tenía a su hermana Catalina Gutiérrez Zuluaga trabajando en la empresa, mientas él era mandatario (de 2016 a 2020).

Fue tanto el “respeto por la planta de trabajadores” que incluso el año pasado aun TIGO UNE seguía sacando más y más empleados, tanto que hoy quedan cerca de 800 de los que vieron como en el 2013 Millicom se quedaba con una muy buena empresa.

Eso porque a la par que “echaba gente”, y se ahorraba salarios, la empresa vendió muchos de sus activos, como las antenas, equipos y sedes y le compraba, al precio que ellos “pusieran” insumos como la fibra óptica o los cables a empresas amigas.

Eso sí, la venta era muy buena para que el vende y no para el que compra, que cada año pagaba lo que le pidieran y a la vez registraba pérdidas en su operación, tanta que hizo obligatoria una capitalización, en el año 2023, de 600 mil millones de pesos por EPM y por Millicom.

¿Por qué no se permitió vender UNE a Daniel Quintero?

Después, de 2020 a 2024, se intentó que se autorizara la venta de las acciones de TIGO UNE, pero era imposible entregarle ese botín a Daniel Quintero y sus secuaces.

Por lo menos en cuatro ocasiones se intentó radicar el proyecto de acuerdo para la venta de las acciones, pero bajo el argumento de la “desconfianza y la corrupción reinante” siempre se rechazó.

Eso a pesar de que en el Concejo de Medellín aún quedaban cuatro de los concejales que se habían postrado ante la idea de Aníbal Gaviria, y sus amigos.

Y llegó el año 2024, y con el “papayaso” de la venta de acciones de TIGO UNE, que le recordó a Federico Gutiérrez los 650 mil millones de pesos que recibió la Alcaldía, en 2019, por la venta de las acciones de Isagen y de los cuales durante su gobierno no pudo, o no supo, explicar su suerte final.

Ahora, con un Concejo de Medellín entregado, quedarían en manos de Federico Gutiérrez cerca de 2 billones de pesos.

¿Qué son los “cariñitos del piso 12?

Y ahí, como en el año 2013, el Concejo de Medellín advirtió que estudiaría muy bien una posible autorización para la venta de acciones de TIGO UNE e incluso una primera votación, en la comisión del Concejo, debió suspenderse porque algunos concejales se negaban a apoyar la idea. Según el periodista político Nacho Mejía, “…la posición negativa además de convicciones, también tiene que ver con la falta de cariñitos del piso 12…”, como se ve aquí:

Superado ese impase, aunque aparentemente hoy ningún concejal tiene una sonrisa tres mil millones de veces más alegre que en los otros días, la comisión autorizó la enajenación, sin saber el real valor de las acciones, que un día valen 2 billones, otro día 1.6 billones, y más tarde sobrepasan los 2 billones de nuevo. Y menos sin un estudio técnico que definiera cual sería la mejor suerte de TIGO UNE.

Y este miércoles 21 de agosto, 16 concejales llenos de cariñitos autorizaron la enajenación de las acciones de TIGO UNE, con el temor de que esos dineros vivan la misma suerte de los 650 mil millones de pesos que recibió Federico Gutiérrez por la venta de Isagen.

¿Quién vigilará los dineros que lleguen por al vente de TIGO UNE?

Con el “control” que se hizo a Daniel Quintero ya la ciudadanía y las veedurías demostraron que los gobernantes no pueden manejar los dineros públicos como si fueran suyos y allí estaría la esperanza de que ese dinero no se vuelva “plata de bolsillo”, como en el 2019.

Sobre todo, ahora que Federico Gutiérrez tiene más espuelas y por eso, quizá, la petición de concejales y grupos comunitarios para que la discusión sobre esos dineros públicos se dé técnicamente.

“Yo creo que no necesitamos correr tanto. Necesitamos detenernos para tomar una buena decisión para el Distrito”, señaló el concejal Brisvani Arenas. Mientras que la presidente de la veeduría Todos Por Medellín pidió que se especificara en qué se van a invertir:

“En aras de la transparencia y la generación de confianza que guían el actual plan de desarrollo es menester que haya una discusión pública que brinde suficiente claridad sobre el criterio de selección de dichos proyectos y su alineación con el plan de desarrollo”, dijo Piedad Restrepo.

Además, se creería que a esa defensa se unirá el Sindicato Sinpro, que se espera no sea también coptado por la Alcaldía de Medellín o por EPM.

Curiosamente, Federico Gutiérrez tiene ante el Concejo de Medellín el mismo discurso de quienes entregaron la empresa en el 2013, al señalar que los dineros de la venta de las acciones de Tigo UNE se invertirán en temas de ciencia, tecnología e innovación, para ser una ciudad verde y sostenible, en becas educativas, además la creación de un gran fondo MedellínEPM y la conectividad, mediante un plan que llegue a colegios, bibliotecas, parques y escenarios deportivos.

Es decir, desgraciadamente, casi las mismas palabras que se usaron hace 11 años y que muestran que solo cambia el bolsillo y el destinatario, pero no las intenciones.