La tragedia del Chapecoense, el accidente aéreo cerca a Medellín donde murieron 71 personas y seis más sobrevivieron, se convirtió en una paradoja de la vida. Después del dolor, Colombia es el nuevo punto de turismo apetecido para los brasileros.
El 28 de noviembre del año 2016, un avión de la aerolínea LaMia que transportaba al conjunto del Chapecoense a Medellín, para disputar la final del Copa Sudamericana ante Nacional, se estrelló a solo 16 kilómetros de la capital paisa.
En la llamada tragedia del Chapecoense murió la plantilla titular del equipo, los directivos, cuerpo técnico y periodistas que viajaban con el conjunto deportivo, además del piloto y el copiloto. Sobrevivió una aeromoza y un técnico de aviación, un periodista y tres futbolistas.
Tras esa tragedia del Chapecoense, la solidaridad que se generó en Antioquia convirtió el dolor en una paradoja de felicidad.
Según el embajador de ese país ante el gobierno nacional, Julio Glinternick Bitelli, el pueblo brasilero puso sus ojos en Colombia y su gente.
“La solidaridad generó efectos directos, muy profundos, y la paradoja es que de la tragedia vinieron consecutivas muy positivas. Todos los principales diarios brasileros en sus cuadernos de turismo tuvieron notas sobre Colombia y eso tuvo un impacto muy profundo, un efecto muy importante”, resaltó el embajador.
El principal efecto se vio sobre el turismo al convertir a Colombia en punto de destino de los brasileros y por eso hoy el principal grupo de visitantes que llega a la Isla de San Andrés viene de Brasil.
“En 30 años de carrera diplomática no había visto un evento singular que tuviera un impacto en la relación entre dos países. Por ejemplo, me decían los comerciantes locales que incluso tuvieron que adaptar sus mercancías al turista brasileño, que hoy es el principal grupo de visitantes en la isla”, resaltó el embajador Julio Glinternick Bitelli.