A los 83 años se murió Don William Vélez, uno de los pocos patriarcas antioqueños que seguía vivo y que, al lado de otros grandes empresarios paisas, marcaron el desarrollo de Colombia.
Hay que decirle don William Vélez porque a sus 82 años deja una historia que muy pocos pueden contar, hijo de unos campesinos de San Pedro de los Milagros, su futuro parecía estar unido a la tierra, pero su “testarudez” de estudiar y buscar un futuro diferente lo llevaría a ser uno de los hombres más ricos de Colombia y dueño de empresas en nuestro país, Costa Rica, Panamá y otros países centroamericanos, industrias que hoy dan empleo, digno y bien pago, a cerca de 40 mil trabajadores.
Ese hombre, que durante 60 o 70 años solo dejó de trabajar un mes (entre octubre de 2020 y noviembre de ese año, cuando el Covid 19 lo mandó a una UCI) se murió precisamente por una secuela que le dejó al maldito virus.
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¿De qué murió William Vélez?
En noviembre de 2020, tras superar el Covid 19, Don William Vélez Sierra notó que ya le era difícil conciliar el sueño, lo más grave del mundo para él que se “acostaba temprano y se levantaba con el cielo aun oscuro”, así que inició terapias hipnóticas para superar esa secuela y este fin de semana, cuando concluía una de ellas, se cayó y golpeó su cabeza.
Aunque inmediatamente le hicieron un test para saber su plena conciencia, este examen no registró ningún síntoma en su cerebro y el empresario salió para su vivienda.
Pero pocas horas después, un hematoma que se había formado en su cerebro le hizo perder la conciencia y aunque fue llevado inmediatamente a la clínica, y operado, ya el coagulo había “maltratado” el cerebro y creado secuelas que no harían digna su vida y las cuales, si él era consiente, no habría permitido.
Este lunes, don William Vélez Sierra, un buen ser humano, buen conversador, buen amigo de sus amigos y, sobre todo, alguien fiel a sus principios, se murió y tras de sí se va la historia de un ser que se formó a sí mismo, que vio en cada problema una solución (creando una empresa para ello) y que fue, también, buen amante del vino. Y por esas almas, hoy y mañana, siempre habrá que brindar.