En 2005 murió Débora Arango y en 2023 la obra “Rupturas”, del Ballet Folclórico Bochica, revive a una de las mujeres icono en Colombia y cuya grandeza es infinita.
En esos 80 minutos de “Rupturas”, pareciera que, en cada rincón de Casablanca, donde vivió y murió Débora Arango, su figura recorriera los pasillos y nos hiciera sentir en carne propia la persecución que padeció, los intentos de la Iglesia por rodearla y callarla y la sociedad que nunca le perdonó ser una mujer independiente, poderosa y altiva, y nunca sumisa.
Da rabia. Da rabia ver esas monjas y ese cardenal que la perseguían y rodeaban. Y esa sociedad que pecaba de noche y quería ocultarla a ella de día.
Si bien el Ballet convierte los 80 minutos en momentos vibrantes y mágicos, la energía de la actriz que interpreta a Deborá Arango aporta mucho a la intimidad de esa mujer cuyo padre la alentaba a “romper” el molde y que en sus inicios tuvo a una monja como tutora de su arte.
“…Débora está ahí… en esa danza que refleja su fuerza, en cada cuadro que pintó, en las mujeres y hombres que conoció en sus visitas a los burdeles, a los que iba a buscar imágenes para su creatividad”, dicen, después de la obra, sus sobrinos Carmencita de los Dolores Arango Echavarría, Tomás de los Dolores Arango y Juan Camilo de los Dolores Arango (capítulo aparte es escucharlos contar, muy amenamente, porque todos son de “los Dolores”).
Esta celebración de los 116 años del nacimiento de Débora Arango, obra de la secretaría de Cultura y la Alcaldía de Envigado, a la que se unió el ministerio de Cultura, le rinde un tributo gigante a una mujer que llevaba el hierro entre las manos, porque en el cuello le pesaba.