Adela Correa de Gaviria murió a sus 94 años, en una vida que estuvo marcada por la tragedia, pero, principalmente, por su inmensa capacidad de perdón.
Y dos actos de perdón la muestra como el gran ser humano que era.
Guillermo Gaviria Correa, su hijo, fue elegido gobernador de Antioquia para el periodo del 1 de enero de 2001 al 1 de enero de 2004. Una de sus primeras decisiones fue promover desde Antioquia “La No Violencia”, un mecanismo de acabar la violencia y el conflicto interno de Colombia desde el dialogo y muy lejos de la guerra.
Para impulsar esa “No Violencia”, el gobernador Guillermo Gaviria nombró a Jaime Fajardo Landaeta, uno de los guerrilleros desmovilizados del Ejército Popular de Liberación, EPL, y responsable, quizá ideológicamente o quizá materialmente, de dos secuestros que había vivido Adela Correa de Gaviria.
¿Cómo fue el secuestro de Adela Correa de Gaviria?
En el año 1983, el 29 de septiembre, cinco guerrilleros que llevaban quince días merodeando en la zona ingresaron violentamente a la Finca Musinga Grande, en inmediaciones del municipio de Frontino, y secuestraron a Adela Correa de Gaviria.
Durante 5 meses, hasta el 10 de febrero de 1984, y muy cerca de sus 50 años, Adela Corra de Gaviria fue obligada a caminar por la serranía y la selva cercana y aunque nunca se supo cuánto se pagó por su rescate (la familia aseguró siempre que no hubo rescate económico) la huella que dejó en ella el secuestro causó tristeza entre sus siete hijos y su esposo.
Sobre el segundo secuestro, nunca quiso hablar.
¿Cuándo secuestraron a Guillermo Gaviria Correa?
Diez y seis años después, su hijo Guillermo sería elegido gobernador de Antioquia.
Aunque solo se le vio en dos “consejos de Gobierno” durante el mandato de su hijo, su presencia en los primeros días de gobierno fue sorpresiva, porque allí se encontraría con Fajardo Landaeta y aunque había mucho “morbo” en el ambiente de cómo sería la reacción de ambos, Adela Correa de Gaviria dejó ver su alma inmensa y su sentido del perdón.
“Hijo… ayúdele a Guillermo”, dijo mientras abrazaba a Jaime Fajardo Landaeta y sellaba así y para siempre, con su mensaje de madre que amaba el perdón, el dolor de su secuestro.
El segundo gran acto de perdón lo dio el día del sepelio de su hijo, secuestrado por las FARC el 17 de abril de 2002 y asesinado el 5 de mayo de 2003.
A su lado, fue asesinado el exministro Gilberto Echeverri y nueve militares que también estaban secuestrados.
¿Qué pensaba Adela Correa de las FARC?
El día del sepelio de Guillermo Gaviria, Adela Corra de Gaviria siempre caminó de la mano de Eugenio Prieto Soto, gobernador encargado de Antioquia, y de quien siempre resaltaba “su lealtad”.
Tras la misa en la Catedral Metropolitana el féretro con el mandatario asesinado inició un largo camino hasta Campos de Paz. En la vía, cientos de antioqueños cargaban banderas de Antioquia y pedían:
“…Asesinar a la guerrilla…”, “…muerte a las FARC”, o pedían que “…maten a todos esos Hps”.
“No…no, no, por Guillermo queremos la paz”, eran sus palabras a cada persona que la reconocía o que se le acercaba.
“No necesitamos más muertes…”, le dijo a Prieto cuando ingresaban a la Iglesia. Y esas palabras venían de alguien secuestrado por la guerrilla, en dos ocasiones, y a quien también los insurgentes le habían asesinado a su hijo.
Aunque se le pidió que hablara tras la misa y ante todos los presentes, finalmente no quiso hacerlo y en Campos de Paz, nunca dijo una palabra agresiva, nunca señaló culpables, nunca pidió venganza y siempre pidió a la paz.
Sin embargo, el dolor del secuestro y crimen de su hijo la acompañarían todos los años posteriores. Incluso durante la pandemia del Covid 19, cuando fue encerrada en una finca del eje cafetero para que nadie la contagiara o enfermara, su único pedido era que entraran monjitas o sacerdotes para acompañarla a orar.
Esa misma Adela Correa de Gaviria murió este domingo y con ella se fue un ser solo lleno de perdón.
FOTOGRAFÍAS: Rafael Guillermo Zapata – ZALO.