Dos agentes del CTI se metieron a la olla más grande y peligrosa que tiene Medellín. La que se formó cuando el alcalde Federico Gutiérrez sacó a los drogadictos de cercanías de la Plaza Minorista y después, muerto del susto, los dejó que se apoderaran de un sector a solo tres cuadras de la plaza de mercado.
En medio de la pandemia del coronavirus, los drogadictos, las prostitutas y los expendedores de drogas siguen amontonados en un espacio de dos manzanas a la redonda, entre las calles Argentina y la Primero de mayo.
La alta presencia de drogadictos, el expendio de todo tipo de drogas alucinógenas y la existencia de plazas de microtráfico llevaron a que a la zona la llamaran el bronx de Medellín.
Hasta allí llegaron los investigadores del CTI de La Fiscalía y mientras buscaban pruebas del asesino intelectual y los materiales de Hilder Norbey Manco, crimen ocurrido el día anterior, fueron rodeados por los drogadictos y habitantes de calle.
Su carro fue atacado con piedras, palos y otros elementos, mientras los dos agentes solicitaban refuerzo de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.
Según explicó en El periódico El Colombiano el secretario de seguridad de Medellín, José Gerardo Acevedo Ossa, los habitantes de calle atacaron a los agentes del CTI (Cuerpo Técnico de Investigación) azuzados por los delincuentes y jefes de expendios de la zona, quienes tendrían que ver con el crimen de Hilder Norbey Manco.
Hasta el momento no se conoce ninguna captura por el crimen o el ataque a los funcionarios de la Fiscalía.