Alexander Guimarães ratificó una vez más que los equipos colombianos se volvieron “presas” de las presiones de sus barras bravas, al convertirse en el séptimo técnico verdolaga destituido desde junio de 2017.
Es decir, en solo cuatro años Nacional despachó a cinco técnicos titulares y dos interinos (entre ellos su estrella pasada, Juan Carlos Osorio, quien fue un verdadero desastre con su segunda ocasión en la banca verde).
En junio de 2017, salió de la banca verde Reinaldo Rueda y llegaron, casi cada cuatro meses en promedio, Juan Manuel Lilo (español), Jorge Almirón, Hernán Dario Herrera, Paulo Autuori, Alejandro Restrepo, Juan Carlos Osorio y ahora Alexander Guimarães.
De ellos, solo el “arriero” Herrera logró un título, la Copa Colombia del año 2018, mientras que los demás renunciaron ante presiones de la hinchada que reclamaba “campeonatos” y “copas”, presiones ante las cuales las directivas parecen escoger a los hinchas y no al trabajo, por ponderado que sea, de los técnicos.
Ahora con la renuncia de Guimarães, aparecen nuevamente en la carpeta Leonel Álvarez (con muy fuerte oposición en la hinchada verde), Hernán Dario Herrera, Gustavo Costa (cuatro veces campeón con Santa Fe entre 2018 y 2020) y Alejandro Restrepo.
El problema es que @nacionaloficial necesita una estructura técnica que le permita aspirar a triunfos en el segundo semestre del año, tarea difícil porque no está solo en el torneo y ganar también está en a la mente de los otros 19 equipos y segundo porque tiene una plantilla “desgastada” y que necesita renovar, y que por lo tanto necesitará tiempo para acoplarse y ganar, tiempo que los vándalos que hoy se visten de hinchas no dan.