La amnistía en Colombia propuesta por el expresidente Álvaro Uribe, en el diálogo con el padre Francisco de Roux, siempre se ha aplicado en la historia política de Colombia.

La pregunta que hace hoy la “Crónica de Gardeazábal”, para www.rutanoticias.co, es si se aplicará además de los combatientes, de izquierda o derecha, también a quienes financiaron el conflicto:

“OTRA VEZ LA AMNISTÍA

El país se la ha pasado a lo largo de su historia republicana declarando guerras internas, negociando tratados de paz entre los combatientes, decretando armisticios, perdones y amnistías y, al final, como la paz nunca se logra definitivamente, volviendo a empezar en lo mismo como en el cuento del gallo capón.

Esta semana la posibilidad de una amnistía general que consolide de verdad el pacto de paz de La Habana y haga cesar las batallas en todos los frentes, ha sido puesta de nuevo sobre la mesa por el expresidente Álvaro Uribe dentro de un diálogo público con el padre de Roux, actuando este como director de la Comisión de la Verdad.

Uribe dijo, más o menos, que son varios los puntos los que no permiten la paz.

Uno, que aquí hay un diferencial, una asimetría en el tratamiento judicial, y que eso no va a permitir que se curen heridas. Para terminar afirmando que el país debe pensar en algún modelo de amnistía.

Inmediatamente Gustavo Petro, el otro extremo de la polarización política colombiana actual, respaldó la idea de una amnistía y dijo, más o menos, que estaba de acuerdo con una amnistía general en Colombia. Que el perdón social e histórico es un momento casi irrepetible, pero fundamental en la paz de las sociedades. Eso sí advirtió que antes de una amnistía debe haber devolución de todos los bienes a los despojados y verdad completa.

¿Para qué ha servido la amnistía en Colombia?

Mejor panorama no puede contemplarse para decantar las animosidades y malestares que el país ha estado sintiendo desde cuando Uribe y los suyos cuestionaron la paz de La Habana. Es muchísimo mejor que una Constituyente. Pero el asunto se complica cuando se mide a quienes cobijaría ese perdón y como lo ideal sería que no solamente fuesen   los combatientes con fusil, sino también los que en algún nivel traquetearon para financiar el conflicto, y también les restituyeran el derecho a ser elegidos en cargos de representación a los que condenaron y redimieron pena, los enemigos de la amnistía generalizada van a aparecer por montones.

Pero perdón es perdón. Y son los borrones y cuenta nueva los que le han servido a Colombia para llegar, así sea dando tumbos, hasta donde hemos llegado hoy.

Gustavo Álvarez Gardeazábal