Tres días después de que Antanas Mockus repitiera su ya desgastado acto de bajarse los pantalones en público, algo que había hecho en el año 1993 para tratar de que los alumnos de la Universidad Nacional lo escucharan, y que ahora repitió en la toma de posesión del nuevo Congreso, en el que además se orinó ante los presentes y quienes seguían la ceremonia a través de la televisión nacional, el país seguía debatiendo si el congresista merece o no una sanción económica
Al crecer el escándalo, el país también vio como actrices, artistas y gente del llamado jet set empezaron una campaña de solidaridad donde ellos también muestran su nalga al público. Actrices como Margarita Rosa de Francisco o reinas del porno como Esperanza Gómez aplicaron también la simbología de bajarse los pantalones y mostrar la foto en sus redes sociales.
El problema para Antanas Mockus es que en el año 1993 no se conocía que sufría el mal de Parkinson, mientras que ahora cualquier acto suyo se relaciona con este trastorno médico donde se produce la muerte de ciertas células del cerebro, que son las que ayudan a controlar el movimiento y la coordinación, y que lleva además a los pacientes a perder la inhibición.
El acto de Antanas Mockus fue señalado por muchos usuarios de redes sociales como causante de multas y sanciones, según el código penal, o exhibicionismo, o incluso fijación anal del senador del Partido Verde.
“Patético. Lo que @AntanasMockus pensaba era un gesto magnífico de protesta, fue realmente un vil momento procaz. Pareció un indigente que se apresta a defecar en plena calle. ¿Planeó semejante despropósito @ClaudiaLopez quien estaba a su lado? ¡Mala asesoría! ¡Pésimo comienzo!”, escribió el también senador José Obdulio Gaviria.
Además de las sanciones, muchas personas pidieron se disculpara con las empleadas de oficios varios, a quienes les tocó “secar” los orines que el senador dejó sobre el tapete del Congreso.
El problema para Mockus, para las actrices y para quienes han mostrado sus nalgas en redes sociales es que el paso del tiempo, y la falta de bronceado, no perdonan.