Un gran logro de Medellín fue recibir la donación del maestro Fernando Botero en 1999, más de 200 obras entre esculturas, pinturas y obras de artistas mundiales que hoy tiene al Museo de Antioquia y a la Plaza Botero como referentes turísticos de la capital paisa. Detrás estaba la decisión del entonces Alcalde Juan Gómez Martínez (de hacer cuanto fuera necesario para lograrlo) y detrás de él una “hormiguita” que silenciosamente reordenó el centro, cambió normas y obligaciones urbanísticas y dio a la ciudad su mayor referente de hoy. Sí, ella fue Zoraida Gaviria.
Era 1998 y a la altanería de la directora del Museo de Antioquia, el poco conocimiento que tenía la Alcaldía del proceso de donación del maestro Fernando Botero y la falta de comunicación directa entre el alcalde Juan Gómez y el artista tenían paradas las obras y, obviamente, la donación.
Una mañana Zoraida Gaviria, directora de Planeación de la Alcaldía, advirtió que el Maestro entregaría la donación que era para Medellín a la ciudad de Bogotá y propuso que su secretaría y la dirección de comunicaciones crearan una estrategia que permitiera mostrarle a Botero que Medellín siempre había estado pendiente de él y de su obra.
¿Cómo nació la Plaza Botero?
“Maestro, Aquí Estamos”, se llamó el real de imágenes y el render que Zoraida Gaviria, el Alcalde Juan Gómez Martínez, y el gerente de Empresas Públicas de Medellín, Ramiro Valencia Cossio, llevaron a París y que entregaron al artista, durante una cena privada. La sorpresa para Botero fue ver lo que se proponía, revisar foto a foto de una plazoleta llena de edificios decrépitos, oficinas burdas, bares, restaurantes y casas de citas que poco a poco se transformarían en 7.500 metros cuadrados que albergarían el máximo escenario cultural de Medellín, y Colombia.
Además, el prototipo mostraba la transformación del Museo de Antioquia, que se tomaba el edificio de la Alcaldía de Medellín y del Concejo y pasaba de ser una modesta casa de dos pisos a una gigante estructura con salas especializadas.
“Esto es increíble…ya he donado parte de mi obra a Bogotá, pero me comprometo a entregar a Medellín 14 esculturas y mi obra y la de muchísimos artistas del mundo que tengo guardadas en bodegas”, recuerda Juan Gómez Martínez que fueron las palabras del Maestro al terminar de ver el real de fotos y bocetos que mostraban lo que sería la Plaza Botero. (Al final el entusiasmo de Fernando Botero sería tanto que entregó 23 esculturas, más todas las demás obras que había prometido y a cada uno de los tres asistentes les dibujó una «obra personal» en el menú del restaurante y en las propias servilletas).
¿Qué son hoy la Plaza Botero y el Museo de Antioquia?
Diez y seis edificios, muchísimas casas de dos pisos, un edificio recién inaugurado por el Metro de Medellín (construido para ser su sede administrativa y técnica) e innumerables locales comerciales fueron poco a poco compradas por la alcaldía de Medellín (a través de la Promotora Inmobiliaria) y transformados en la plazoleta que habían diseñado en Planeación Municipal y que sorprendió a Fernando Botero.
Hoy miles de turistas de todo el mundo visitan la Plaza Botero (la llegada de turistas a la ciudad ha crecido un 80 por ciento frente a las décadas pasadas) y cifras del Museo de Antioquia (del año 2024) señalan que cada mes llegan, en promedio, 15 mil visitantes a las salas de arte, sin saber que detrás de esa obra estuvo la decisión del alcalde Juan Gómez Martínez, pero también una hormiguita silenciosa que murió este fin de semana, la secretaria de planeación de Medellín, Zoraida Gaviria Gutiérrez. Buen viaje, a un ser humano que valió la pena conocer.
(Fotografía ZALO – Guillermo Zapata).