Cambiar los estatutos de EPM es peligroso para la ciudad y no debiera estar sujeto a “ambiciones faraónicas”, dice Francisco Valderrama, ex directivo de Empresas Públicas de Medellín.
“Es temerario” cambiar los estatutos de EPM y es “una mala hora para la ciudad”, dice.
Aquí su artículo:
“Existe un proyecto de acuerdo para modificar el objeto social de EPM. Lo presentan a consideración del Concejo Municipal de Medellín el señor alcalde y el señor Gerente de la entidad.
Su lectura produce escalofrío. Por el objeto social pretendido CABE UN TREN DE LADO. Dudo que exista alguna actividad que no se pueda enmarcar en la redacción propuesta. Cabe ahí cualquier cosa.
Convierte a EPM de una entidad multipropósito: una reedición ampliada del malhadado programa “EPM sin fronteras” cuyos funestos resultados saltan a la vista. La administración Gaviria se refería a inversiones en el exterior. El presente proyecto de acuerdo va aún más lejos. Ni fronteras ni limitaciones en el objeto.
Habla, entre otros, de «infraestructura lineal»(?); biocombustibles; movilidad sostenible; adecuación de tierras con distritos de riego y drenaje; transformación, gestión y explotación de TODO TIPO de bienes; corresponsalías de seguros; construcción de vías, puentes, túneles; servicios postales; gestión de activos inmobiliarios; compra de bienes «por fuera del polígono de utilidad pública” cualquier cosa que eso signifique. Y autoriza a EPM para desarrollar su objeto social mediante cualquier forma de asociación o alianza estratégica.
¿Es tarde para salvar a Empresas Públicas de Medellín?
Quisiera estar equivocado, pero abona el terreno para el próximo paso: invocar la necesidad de «socio estratégico” para responder a negocios en los que no tendría por qué haberse involucrado. ¿O es que el propósito es privatizar por la puerta de atrás, permanente aspiración de algunas elites políticas y empresariales?
De otro lado, si bien no menciona expresamente la retoma UNE, sí habilita la entidad para incursionar en tecnologías de información y telecomunicaciones. Justamente lo que hasta 2013 tuvo en sus manos y cedió de manera vergonzosa. Recordemos que UNE fue feriado por una administración municipal improvidente y la mayoría irresponsable de un concejo municipal de ingrata recordación.
Para resumirlo: Con semejante objeto, EPM deja de ser una empresa de servicios públicos domiciliarios, con todo lo que ello signifique. Es de tal amplitud el objeto social propuesto, que los servicios de hoy se convierten en un objetivo secundario. Algo así como convertir la actual empresa en una simple subsidiaria de una mega entidad con propósitos faraónicos.
Es por esto que hay que blindar estatutariamente a EPM, tanto de vaivenes electorales como de intereses privados. Iniciativas que comprometan el futuro de la entidad deberían surgir de un amplio debate social y ciudadano y no de imposiciones o coyunturas políticas y electorales.
Hace un daño terrible que cada alcalde traiga bajo el brazo su propia agenda para endosar a la empresa todo tipo de extravagancias. Respetar su autonomía es un asunto de supervivencia.
EPM es un activo de la ciudadanía y no un instrumento al servicio del gobernante de turno. Ojalá no sea demasiado tarde. Bastante riesgo se ha asumido con un negocio tan cuestionable como ELECTRICARIBE para seguir ahora con propuestas temerarias como las que en mala hora plantea el presente proyecto de acuerdo».
Puede leer: http://rutanoticias.co/index.php/2020/01/03/alvaro-guillermo-rendon-el-gerente-juridico-de-epm/