Carlos Queiroz pidió unificar los calendarios del fútbol y crear una transición hacia el Mundial de Qatar, a raíz de la cuarentena que creó el coronavirus.
Columna de Carlos Queiroz :
“Desde que se instalaron las nuevas tecnologías al servicio del hombre, el fútbol ha tenido la virtud de detener a la mitad de la humanidad para ver un partido de fútbol: la final de la Copa Mundial. Lo que no se esperaba era que un virus, con un simple clic, pudiera tirar al ring y golpear por knockout al mundo del fútbol, exponiéndolo a una crisis de liderazgo institucional y conceptual.
Todo el fútbol moderno pierde el control ante dos árbitros que, la mayoría de las veces, se antagonizan entre sí: salud pública y economía; y pierde el poder ante dos jurados que, la mayoría de las veces, se contradicen: ciencia y política.
En el ring, en un estado de somnolencia e impotencia, el fútbol se enfrenta al mayor desafío de su historia, dejando todo y todos a la deriva y bajo el poder de la (in)decisión política.
Las principales instituciones del fútbol, la FIFA y sus Confederaciones, fieles a su tradición e independencia del poder político, una bandera histórica del fútbol, y en absoluto respeto por la salud y el bienestar de su gente, no pueden hoy fracasar o renunciar a este gigantesco desafío: la responsabilidad de liderar la recuperación de la autonomía y el poder de decisión institucional.
Los grandes liderazgos están obligados a ingresar al juego fuera del campo, con los mismos pasos mágicos que James, Messi, Neymar y Cristiano hacen dentro de la cancha, decidiendo y proponiendo una fórmula y un modelo conceptual que haga posible y permita, a corto plazo, transformar en todo el mundo del fútbol lo imposible en posible.
¿Cuánto perdió el fútbol pregunta Carlos Queiroz ?
Como lo predicó San Francisco de Asís, quien ya sería un gran amante del fútbol, “empieza haciendo lo necesario, continúa haciendo lo posible; y de repente estarás haciendo lo imposible”.
En el presente, son claros y dolorosos los efectos emocionales y los vacíos imposibles de llenar, en todos los intervinientes y simpatizantes del juego y de las competiciones. Todas las pérdidas y daños deportivos y financieros que afectarán el futuro son incalculables; y aparentemente, lo peor de todo, es que los intereses en juego son difíciles de armonizar y uniformar.
Tengamos en cuenta un hecho indiscutible, pero decisivo de una estrategia de decisiones para todas las Federaciones, Ligas y Competiciones.
La fórmula de entrada y salida de la crisis fue, es y será exactamente la misma para todo y para todos: considerar los diferentes tiempos, velocidades, intensidades, impactos, daños; diferentes prioridades, contextos, y consecuentes soluciones y cambios. Un verdadero desafío de uniformidad y armonización de decisiones innovadoras, más globales y solidarias.
Comencemos cuestionando los modelos y las formas convencionales de pensar y actuar en el fútbol, sin que esto signifique un corte radical con un pasado glorioso y dorado, pero sí formas de romper con opciones que no son factibles o que son inconciliables en este momento.
Sin un Mesías a la vista en la ciencia, la vacuna, el regreso a un escenario normal de las competiciones nacionales e internacionales requiere ahora, como medida fundamental, el anuncio de un calendario global uniforme y armonizado, con todas las ligas jugando de febrero a diciembre, al menos hasta la Copa Mundial de Catar 2022, y una decisión que extienda para todo el fútbol la temporada deportiva 2019/20 hasta diciembre de 2020.
¿Desde cuándo peligra equilibrio financiero del fútbol?
La FIFA y las Confederaciones, en coordinación con las Federaciones y las Ligas, deberían reevaluar y cuestionar en este período de transición hasta el Mundial de Catar 2022, el número de equipos, las fórmulas de las competiciones, el número de juegos y el número y tipo de competencias.
En el enorme iceberg del fútbol mundial, no podemos privilegiar solamente el juego de las ligas de élite e ignorar en el mundo real del fútbol su parte mayoritaria e invisible. Por el contrario, hoy debemos centrar toda la atención en esta última.
Bienvenidos los partidos de la Bundesliga, de verdad nos aportan esperanza e inspiración. Es posible, entrenarnos y jugar para ganar, celebrar el gol y honrar la fiesta del fútbol, intentando minimizar los riesgos y criterios para no contagiarnos y no contagiar a nadie.
Pero también dejaron más preguntas que respuestas en la parte no visible del iceberg, todo el fútbol aficionado y juvenil, países y ligas menores, fútbol en África y Sudamérica, fútbol femenino y de formación. Destaco una, entre todas las preguntas: ¿por qué olvidar y abandonar a su suerte todo el mundo real del fútbol? Hacerlo sería una irresponsabilidad que no tendría perdón y fatal para muchos.
En conclusión, es crítico y necesario liderar, cultivar y armonizar todo lo que debería unirnos, en detrimento de los intereses individuales y particulares que nos dividen y que hace mucho tiempo están enfermando el frágil y “eldorado” de la sostenibilidad deportiva y financiera del fútbol.
Picasso dijo que “todo acto de creación es antes un acto de destrucción”. Las innovaciones son posibles, hacia el futuro, si se aplican los principios que impulsan a cambios notables y de excepción en todo lo imposible.
Carlos Queiroz
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