Colombia está segura de que se salvó del coronavirus, pero viene una crisis para quienes perdieron su empleo y su forma de ganarse la vida que quizá nos demuestre que no nos salvamos.

Conjeturas sobre Colombia y su gente, de Gardeazábal para www.rutanoticias.co, en sus “crónicas del Enchuspado”:

“Hoy hace tres meses comencé a pergeñar estas crónicas.

Del primer día acá el país no ha encontrado sosiego en el manejo de la peste del corona virus, más bien se acostumbró a manejarla, a no asustarse con las cifras de muertos, a no creerle a las de infectados porque nunca hay pruebas suficientes y a soportarse con resignación la conducción del país con aciertos rutinarios y atropellos camuflados como medidas de protección.

A más de 5 millones de compatriotas se les terminó dramáticamente su empleo y en sus estómagos a veces no ha cabido sino la esperanza de recibir un mercadito regalado para estirar la dieta.

Las medidas adoptadas son todas, salvos las controvertidas del ministro de Vivienda, determinaciones asistencialistas que no corrigen el vacío que genera la crisis y mucho menos que otean la forma de defenderse de la barahúnda que se nos vendrá con el prolongado receso.

Parece más bien, y lo he dicho muchas veces, la gestión de unos mocosos cumpliendo la tarea de la maestra que, de gobernantes de verdad, imaginándose salidas contundentes y hacia el futuro.

Afortunadamente, salvo los casos de Cartagena, Barranquilla y Cali, los colombianos han accedido a someterse al yugo de la cuarentena y seguramente si el 1 de julio se concede el levantamiento de las prohibiciones, todos los municipios tratarán de volver a la normalidad, menos los tres desobedientes a quienes les tocará padecer un régimen como el que Claudia tuvo que decretar para la barriada de Ciudad Kennedy.

¿Almacenes de cadena de Colombia con afán de pícaros?

Todos, en distinta medida han puesto su cuota de sacrificio en estos 90 días.

Algunos han visto esfumarse la realidad de sus oficios con la misma facilidad con que el agua se escapa en la cuenca de las manos.

Los que vivían del turismo en todas sus facetas.

Los que usaban su cuerpo para deleitar y poder consignar para el sustento.

Los músicos que se quedaron sin conciertos y sin bares que los contraten.

Y probablemente los escritores y vendedores de libros, no podrán recuperarse ni pronta ni totalmente por lo que su cuota de sacrificio ha sido mayúscula.

Todos parecen haber colaborado, aunque muchos no han perdido su afán de pícaros disfrazados de colaboradores, como los almacenes de cadena que aprovecharon la medida del día sin IVA para modificar los precios y quedarse ellos con la ganancia real.

Los catálogos que se han mostrado en redes comparando los precios de electrodomésticos al finalizar mayo con los que ahora exhiben para este viernes, primer día sin IVA, solo sirven para refutar la candidez burgueña del director nacional de Fenalco al salir a desmentir las acusaciones contra esos comerciantes abusivos.

Pero seducidos o no por los juegos de palabras con que eslabona su gestión el presentador del programa de TV de las 6 pm, la ilusión de reencontrarse con la vida y no de seguirse topando con la muerte, sucumbiendo ante la peste, sigue vibrante para un país que está convencido que, de esta, dizque se salvó».