Coltejer nació en el año 1907 y, todo sugiere, morirá este 2021 al “no tener dinero para comprar materias primas”, según informó la empresa al sindicato.

Por eso, para su producción en la última planta que tenía, la de Rionegro, Antioquia.

La situación económica, según la empresa, es tan crítica que debe la prima de servicios a los 470 empleados que aún le quedan.

Según informe enviado a Sintracontexa, la empresa apagará sus máquinas durante los próximos 15 días, mientras busca un capital que le permita reactivarse.

Coltejer nació en Medellín “… Con tan solo $1.000 de oro inglés de capital, 12 trabajadores y 4 telares, el 22 de octubre de 1907 fue constituida la Compañía Colombiana de Tejidos, Coltejer, con las firmas de Alejandro Echavarría e Hijo y R. Echavarría & Cia”, dice su historia.

En los años 70 sería adquirida por la organización Ardila Lulle, viviendo una época de crecimiento que se frenó empezando el año 2000 cuando la apertura económica, la baja de aranceles para las importaciones y la masiva importación de telas chinas la irían golpeando hasta casi llevarla a la quiebra.

Atrás quedarían sus años dorados, entre 1979 y 1989, cuando tenía 5.000 telares y cerca de 17 mil empleados en todas sus plantas y distribuidoras.

En el año 2008 Ardila Lulle contrataría a José Roberto Arango para que repitiera una “película” que ya había montado en Acerías Paz del Río: advertirles a los obreros que si no perdían sus prebendas laborales y aceptaban acciones como pago de lo que les debían, la empresa se quebraría.

Arango, famoso por el escándalo de la venta de toallas al Ejército que hizo la empresa de su familia, Fatelares, cuando él era alto consejero presidencial, no dudó en aplicar la misma fórmula.

Puede leer: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3004024

¿Cuánto pagaron los mexicanos de Kaltex por Coltejer?

Al igual que los obreros de Paz del Río, los de Coltejer se comieron el carretazo y 2.300 de ellos, afiliados a cinco sindicatos, aceptaron 60 millones de dólares en acciones de la empresa, a cambio de todo lo que les debían.

Muy pronto los trabajadores descubrirían que una cosa era el «valor» de una acción y otro el que realmente podían recibir por ese papel que decía que eran codueños de la empresa.

Al mismo tiempo, Coltejer era ofrecida a los mexicanos de Kaltex, la mayor confeccionista del mundo, quienes aceptaron pagar 118 millones de dólares por la empresa, pero más que todo por los terrenos que tenía, que, a ese momento de la economía, con los chinos dueños del mercado textil en todo el mundo, era lo único de valor que tenía Coltejer.

Como indicaba su «lógica empresarial», los mexicanos empezaron a cerrar poco a poco las plantas y en diciembre del 2020 anunciaron el traslado de la planta de producción de Itagüí a Rionegro.

Pero no fue anunciada “como cierre de la planta», para evadir líos laborales, sino «el traslado de producción y unificación en Rionegro”.

En ese momento ya quedaban solo 470 de los 1.179 empleados que tenía en esta última década.

“Inteligentemente”, los terrenos del complejo en Itagüí, fueron negociados y transferidos a Acierto Inmobiliario, Constructora Capital Medellín y Actual Corp. Colombia, que desarrollarán allí un complejo residencial y comercial multimillonario. Sin que nada de eso llegue a los trabajadores.

Entre el 27 y el 31 de julio, las directivas de Coltejer deberán reactivar la empresa, según el comunicado enviado al sindicato.

O, declararse en quiebra, la puntada final a la muerte de El Primer Nombre en Textiles y su producción en Colombia, porque las telas pueden ser importadas de México o la China.