Con el coronavirus en su rebrote en Colombia y con Europa en nuevos récords de contagio es evidente que el virus volvió.
Además, con Estados Unidos mostrando registros gigantes en contagios y muertes es claro que con el coronavirus no va llevar el putas, dice la “Crónica de Gardeazábal”.
Con el coronavirus crece también la indisciplina colombiana:
TAPABOCAS O TAPARRABOS
La peste ha vuelto.
Ya se pavonea por los mismos países donde dizque se había ido.
Italia, Francia, España e Inglaterra están acumulando cada día más muertos.
Los Estados Unidos, aunque Trump nos haya hecho el falso show de que estaba infectado, ya se está acercado de nuevo a la cifra de los 4 mil muertos diarios y tiene millones de infectados.
En nuestro país no se ha ido.
Desde el 1 de septiembre, cuando se restablecieron ciertos derechos ciudadanos, el número de muertos ha estado entre 150 y 200.
Los infectados ya no son tantos porque las muestras solo se hacen in extremis o se entregan una o dos semanas después, cuando el enfermo ya está curado o agoniza en una UCI.
Sin embargo, tanto los médicos como los pacientes han aprendido a enfrentarse a la peste, y dónde hubiese alguien con poder de convocatoria, hasta habríamos aprendido a esquivarla donde se obligará por norma oficial estricta a llevar el tapabocas o barbijo pues ya se sabe que ese trapito, tapando nariz y boca, cuando no ataja el contagio, le disminuye la gravedad al que queda pringado.
Pero como el poder presidencial se despilfarró en el magazín de televisión de las 6 de la tarde.
Como la posibilidad de un ordenamiento ciudadano a usar si o si el tapabocas se delegó en alcaldes y gobernadores, los colombianos, padres del mamagallismo, están confundiendo el uso del tapabocas con un taparrabos.
¿Cómo se demuestra la indisciplina colombiana?
Hay que ver los noticieros de televisión o la trasmisión de los eventos que cada vez se están volviendo más multitudinarios en parques y calles, ni la mitad de los captados por la cámara usan el bendito barbijo ese y muchos se lo ponen en la cumbamba, cuando no en el cuello, de tal manera que en breve las mujeres lo usarán como sostén y los hombres como tanga narizona.
Hace falta mando.
Muchísima más falta hace un poder de convocatoria.
No hay gobierno que convenza o se le crea.
No hay curas ni obispos ni pastores ni rabinos ni brujos de la tribu que convoquen al uso del tapabocas.
Los políticos se desentendieron de acaudillar sus votantes y de cuidar de ellos.
Y, lo que es peor, cada vez parece que el razonamiento anda más traspapelado en la mente de los colombianos.
De nada sirven las historias tremebundas de los que van a agonizar a una UCI o de los esperpentos que salen vivos de allí respirando con aire prestado o caminando envarillados.
Le cogieron confianza los colombianos a la peste y nos va a llevar el putas.
Gustavo Álvarez Gardeazábal