La Cooperativa de Caficultores de Andes nació en 1961 y de sus 60 años, 54 estuvo en manos de los propios cafeteros, cuatro en manos de indelicados y dos en poder de la Superintendencia Solidaria, que finalmente ordenó su liquidación.

Sin decirlo de frente, pero con evidente señalamiento, la Superintendencia dice que de 2014 a 2019 la Cooperativa de Caficultores de Andes cayó en manos de especuladores financieros, directivos que agacharon la cabeza y socios que recibieron créditos internos para “silenciar” su voz.

Esa “especulación”, con dineros de los asociados de la Cooperativa, llevó a pérdidas cercanas a los 23 millones de dólares y a que, finalmente, la Superintendencia Solidaria ordenara su liquidación.

Desde 1961 hasta el año 2017, la Cooperativa fue “la mamá y el papá” de los caficultores, les prestaba a bajos intereses, financiaba a muy bajo costo los insumos, les hacia créditos cuando los bancos se “hacían los locos” y, en su función social, acompañaba a las familias de cerca de 4.000 asociados.

Así lo recuerda Antonio Ochoa Rondón, el único de los 41 fundadores de la Cooperativa que aún vive:

¿Cuánto perdió la Cooperativa de Caficultores de Andes?

Pero, aparentemente, entre los años 2014 a 2019 los consejos de Administración dieron carta abierta a decisiones de gerencia sin supervisión.

Y entonces, un gerente “inteligente”, un Consejo de Administración “ciego” y una Junta de Vigilancia “impedida” permitieron que Juan David Rendón Cañaveral creara una subsidiaria en Estados Unidos, se autoproclamara gerente de esa filial, le cobrara salario a las dos y, además, se gastara 23 millones dólares en especular con los “futuros” del café.

Y al gerente le fue fácil. Era “jugar” a ser rico, pero con la plata de otro.

Pero eso sí, recibiendo salario de las dos compañías porque a la vez que era gerente de la Cooperativa de Caficultores de Andes también lo era de “Sociedad de los Andes Coffee INC”, ubicada en Miami.

Y lo mejor, con un salario mensual cercano a los 60 millones de pesos.

“La administración de la Cooperativa presentaba una concentración excesiva de funciones en cabeza del cargo de gerente, quien realizaba operaciones por fuera del objeto social de la Cooperativa, sin ningún tipo de restricciones, sumado a que contaba con la “Sociedad de los Andes Coffee INC, ubicada en Miami, sin ninguna estructura de administración, que le permitía realizar  cualquier tipo de operación sin limitación, lo que conllevo a endeudar a la Cooperativa en exceso y a realizar operaciones de especulación en la bolsa de futuros de café, comprometiendo su liquidez y generando la situación financiera actual. Es así como se pudo establecer que, entre agosto de 2017 y noviembre de 2019, las pérdidas registradas en este tipo de operaciones de especulación alcanzaron los US $ 23.2 millones de dólares”, dice el informe de la Superintendencia.

¿Fue ciego el gobierno ante la Cooperativa de Caficultores de Andes?

Lo que no cuenta la Superintendencia, es que desde 2016 y 2017 y varios asociados habían advertido de irregularidades en el manejo contable de la Cooperativa y que, incluso, la propia Federación Nacional de Cafeteros tenía a la Cooperativa “bajo la mira” porque no había estados contables del año 2018.

Sin embargo, las quejas “se perdieron” en la Superintendencia y en Andes mencionan al senador Juan Felipe Lemus como quien visitó a esa entidad y garantizó que “todo estaba en regla y bajo control”.

Pero no todo estaba bien.

Mientras la Superintendencia parecía pasar de agache, la gerencia actuaba:

“Mientras los principales del Consejo de Administración fueron lisonjeados hasta con contratos para suministros, compra de lote en sitios de riesgo, préstamos de sumas de dinero muy por encima de la norma y desconociendo estudios de capacidad de pago, se iniciaba una campaña de descrédito a consejeros, miembros de Junta de Vigilancia y asociados que anunciaban, advertían, alertaban o denunciaban la feria de desaciertos, al punto de establecerles demandas penales por ser «enemigos de la Cooperativa que quieren acabar con ella», cuenta un asociado.

Hasta que finalmente, la burbuja de préstamos sin respaldo, la doble presencia gerencial sin control y la presencia tardía de la Federación de Cafeteros y la Superintendencia develó la realidad.

Pero ya no hay nada que hacer.

¿Dónde está el gerente de la Cooperativa de Caficultores de Andes?

Ahora miles de familias caficultoras tendrán que volver a los créditos de los bancos (si se los aprueban), o arriesgar su vida con los “gota a gota”, ya no habrá asistencia técnica y se perdieron los aportes de los asociados durante los cerca de 60 años de vida de la Cooperativa de Caficultores de Andes.

En pocas palabras, se perdieron 21 mil millones de pesos en aportes sociales, más que el presupuesto de muchos de los municipios de suroeste, donde tenía asociados la Cooperativa.

Pero el drama social también tocará a 170 empleados de la Cooperativa, que hoy no tienen claridad de cómo serán liquidados.

Eso sí, Juan David “anda en Estados Unidos”, muy feliz porque hasta el año 2020 le pagaron su salario en dólares como gerente de la filial que un día se inventó y que en muy poco tiempo quebró a una Cooperativa de 4.000 asociados.