Corredores humanitarios en el paro, que permitan llevar alimentos a las ciudades, pide la “Crónica de Gardeazábal”.

Pero también esos corredores humanitarios en el paro permitirían salvar vidas.

Como la del bebé que murió ayer en una ambulancia que los vándalos pararon y que obligaron permanecer en la carretera, a pesar de los llamados de socorro de la mamá del recién nacido y del cuerpo médico que la acompañaba.

“CORREDORES HUMANITARIOS

Desconocemos los colombianos las razones para que el gobierno central no les haya permitido a alcaldes y gobernadores que establezcan diálogos para constituir corredores humanitarios y que por ellos puedan avanzar elementos vitales para la subsistencia de muchas ciudades del país.

Desconocemos también si el cuasi fantasma Comité Nacional del Paro, está en disposición de sentarse a conversar con las autoridades para establecer el funcionamiento de esos corredores.

No sabemos tampoco si quienes aparecen como cabezas regionales del paro, que se va regando por todo el país, tienen suficiente comunicación y poderío para hacerle saber a los responsables de cada barricada, indios o venezolanos, sindicalistas o antiguos militantes que esos corredores humanitarios deben respetarse como tal y por allí pueden circular determinadas cargas y vehículos.

En el Valle sabemos que son 18 las barricadas que hay en las carreteras y hemos leído que hay 64 en el resto del país según dicen haberlos contado Don Tamalio y los acuciosos periodistas de Ibagué que se pusieron a preguntar de departamento en departamento y de capital en capital cuántas barricadas han sido colocadas en una y otra parte.

Lo que sí sabemos es que ninguna oficina del gobierno central o de los cuerpos armados se ha dignado hacer o el censo de esas barricadas que estorban o el informe diario de los eventos que se están presentado.

¿Vive Colombia en la anarquía informativa de las redes sociales?

Obviamente no sabemos por qué han adoptado esa actitud de no informar a sus gobernados, pero sospechamos que como decidieron, en su ficticia realidad, que el paro no existiría   por eso no tomaron medidas preventivas mínimas, ni pusieron a sus servicios de inteligencia a seguirles la pista.

De la misma manera no hicieron balance de los actos vandálicos de que fueron objeto aquí y allá edificios privados y públicos.

Todo se lo han dejado a la anarquía informativa de las redes o a la sección de los medios de comunicación que van cargados antes de tirar los dados del peligroso dominio que ejercen.

Mucho menos que ha existido alguien que acepte, como gobernante o como medio informativo, que el vandalismo degeneró en menos de 36 horas en una insurrección.

Por supuesto el presunto Comité de Paro no le va a subir de categoría a este remezón nacional.

Todos le temen a la verdad y como sucede en los prolegómenos de las guerras civiles, la primera víctima es la verdad.

Gustavo Álvarez Gardeazábal