¿Se atrevería usted a pintarle un bigote a la Mona Lisa (Leonardo Da Vinci 1503 a 1519)? ¿Le agregaría una jarra a La Última Cena (Da Vinci 1495 a 1498)? ¿Dibujaría una aspirina en El Grito (Edvard Munch 1893) ¿Pintaría un cuchillo en El Guernica (Pablo Picasso 1937)?  ¿Sería capaz de decorar las esculturas de Fernando Botero (año 2003)?

Muy probablemente no, porque las obras de arte no se tocan, excepto en Medellín donde funcionarios de una empresa “floratorium”, unidos a la Alcaldía de Daniel Quintero, convirtieron las esculturas de Adán y Eva en silleteros.

Adán y Eva hacen es una de las obras donadas por el maestro Fernando Botero a Medellín en el 2000, durante la Alcaldía de Juan Gómez, y una de sus otras dos versiones existentes fue subastada, en el año 2018, por 2.9 millones de dólares.

Ahora, en Medellín ocurre esa “intervención”.

Que, muy probablemente, no está autorizada por Fernando Botero, hoy encerrado en su casa de Mónaco por el duelo tras la muerte de su esposa, Sofía Vari, y menos por el Museo de Antioquia, que originalmente es la poseedora de los derechos para “utilizar” las obras, pero que, tras 4 años distanciado de la administración municipal, ni suena ni truena.

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¿Decorar las esculturas de Fernando Botero otro desespero de Daniel Quintero?

Por eso, muy probablemente, el Museo y sus directivas pasarán de agache ante la nueva agresión al decorar las esculturas de Fernando Botero y, quizá, nunca se sepa ¿Quién dio la orden”, porque hasta hoy floratorium solo decoraba fachadas, desde su sede de Nueva York, mientras que la alcaldía de Daniel Quintero, a quien en Medellín llamen el nuevo samuel moreno, seguramente dirá que es un gran aporte a la feria de las flores, un evento venido a menos por la cantidad de conciertos y festividades canceladas y los altos niveles de corrupción denunciados alrededor de ella.