El aeropuerto del Café logró otro presupuesto millonario para su construcción, 141 mil millones de pesos.
Pero también logró miles de alertas por un “embeleco” que ya ha gastado mucho presupuesto oficial, como lo dice la crónica de Gardeazábal para www.rutanoticias.co:
“HUELE A VOLCÁN
La semana pasada se adjudicó una vez más otro mil millonario contrato para insistir en saciar la ambición de un grupo de manizalitas, cada vez más identificado y por ende sus integrantes cada vez más sospechosos de seguir enterrando plata en el embeleco del mal llamado Aeropuerto del Café, que no es otro que el propuesto aeródromo de Palestina, elevado a la categoría de gran proyecto por el doctor Robledo Isaza cuando era joven iluso.
En esta oportunidad el contrato por la friolera de 141 mil millones de pesos fue adjudicado a la firma española OHL S A, la misma que dejó colgada la Autopista del Rio Magdalena hace unos años.
Pero el problema no es la juridicidad de la adjudicación a una firma cuestionada y a la que le fuera cancelado aquél contrato por incumplimiento. Simplemente recordemos a Sacyr, revocada y vuelta a contratar.
¿Quiénes cuestionan el aeropuerto del café?
El problema es que en Manizales han estado apareciendo voces muy serias y respetadas que dudan, tanto o más como he dudado yo a lo largo de los años, sobre la viabilidad de ese proyecto.
Personajes como el exministro y exalcalde de Manizales Germán Cardona, el sabio director de la cincuentenaria revista Aleph, Carlos E Ruiz y el columnista Augusto León Restrepo hacen eco a la sospecha.
Ellos, como muchos más, no olvidamos el calificativo que desde cuando era apenas idea el magno Adel López Gómez nos legó sobre esa obra: “impracticable”.
Pero como la ambición de ver gastar inútilmente tanta plata no tiene límites
Y como definitivamente lo menos que puede pensarse es que debe haber un cernícalo que ha aconsejado, o presionado con sus votos, al gobernante de la Casa de Nariño para que le siga girando dineros a esa obra y, como tal, alguna pingüe ganancia debe obtener diferente a la del orgullo satisfecho, me temo que le están abonando el camino a la Contraloría General de la Nación para que se decida si va a actuar como Caperucita Roja o va por fin a usar los dientes de lobo feroz con los que fue dotada en la última reforma estructural que le dieron.
No puede ser posible que un país al que le van a cargar más impuestos sin consideración con una reforma tributaria miserable camuflada venga y se entere, sin que pase nada, de que en Manizales están botando 141 mil millones y aspiran a que les han prometido gastarse 390 mil millones más antes del 2023 en el mismo embeleco.
Puede estallar el volcán.
Gustavo Álvarez Gardeazábal